Washington, 25 de marzo de 2018. Miles de personas llenan las avenidas de la capital norteamericana y de la mayoría de grandes ciudades del país en el marco de la llamada “Marcha por Nuestras Vidas”, generada espontáneamente en respuesta al tiroteo producido un mes antes en el instituto de secundaria Stoneman Douglas de Parkland. En las últimas semanas, Emma González, una de las supervivientes del ataque, se ha erigido a los 18 años en la cara visible de un movimiento ciudadano masivo por el control de las armas y la paz. Los concentrados esperan sus palabras y cuando, finalmente, la joven se sube al improvisado escenario, ante la incredulidad de los manifestantes, permanece en silencio durante exactamente 6 minutos y 20 segundos. “El mismo tiempo que el atacante de Parkland necesitó para matar a 17 de mis compañeros de escuela y herir a otros 15”, dice al acabar el silencio, entre lágrimas, antes de enumerar los nombres de las víctimas del tiroteo.
Este emocionante y crítico discurso convirtió a Emma en un referente de la lucha por la paz. Durante el resto de su intervención criticó la legislación vigente en su país referente al acceso a las armas y pidió a los jóvenes que salieran a la calle contra la violencia. En las semanas siguientes de estas palabras, sumó más de un millón de seguidores en Twitter, y los estudiantes de institutos y universidades organizaron huelgas y protestas en todo el país.
Desgraciadamente, los tiroteos no han cesado y Estados Unidos sigue siendo una de las naciones del mundo donde es más fácil acceder a todo tipo de armas: la organización suiza Small Arms Survey calcula que en el país hay 120 armas de fuego por cada 100 habitantes. Apenas hace un año, el Congreso estadounidense aprobó una ley histórica que aumenta el control sobre las armas, una legislación sin duda insuficiente pero quizá un primer paso para acabar con la violencia en los centros educativos del país.