26.06.18
La llegada del verano pondrá, un año más, el punto y final al curso 2017-18 para más de un millón y medio de alumnos catalanes escolarizados. El viernes 22 de junio será el último día en las aulas para 1.562.780 niños, niñas y jóvenes que comenzarán vacaciones. La finalización del curso escolar supone el inicio de las estancias con los abuelos, otros familiares o canguros; la participación de la diversificada oferta de tiempo libre educativo y el disfrutar de unos días de la compañía de las madres y los padres, si es posible, fuera del entorno habitual.
Actividades de tiempo libre educativo
Cataluña es el país de los centros de esplai y caus así como de las instituciones y entidades que los reúnen, tal y como muestran las cifras de participantes de las actividades de tiempo libre educativo a lo largo de la temporada de verano, que empieza el 23 de junio. El verano pasado se alcanzó un récord histórico en participantes, con 276.904 niños y jóvenes y dirigentes que disfrutaron de casales, colonias, acampadas, rutas o campos de trabajo, según datos de la Dirección General de Juventud (DGJ).
El elevado número de propuestas de ocio puede generar dudas a la hora de escoger las actividades de verano más adecuadas para los hijos o hijas. La Fundación Pere Tarrés propone un decálogo para orientar a las familias en esta decisión. Los diez puntos han sido elaborados por Pere Vives, jefe de educación ambiental de la entidad:
1. Elegir una entidad con experiencia reconocida en el sector del ocio.
2. Tener en cuenta la edad y las motivaciones del chico/a a la hora de elegir la actividad (pedir consejo a los especialistas de la entidad organizadora).
3. Pactar con los hijos o hijas su participación en la actividad de verano.
4. Asesorar con conocidos o familiares que hayan sido usuarios de la entidad
5. Solicitar información sobre todos los aspectos de la actividad (monitores / as, instalaciones, actividades concretas).
6. Asistir a las reuniones informativas previas.
7. Observar el comportamiento del hijo / a durante los días previos a la actividad.
8. Recordar que el período de adaptación de cada chico y chica es diferente.
9. No imponer actividades que el niño o joven rechaza.
10. Regular la utilización de dispositivos electrónicos (cds portátiles, mp3) y teléfonos móviles, así como el dinero que conllevan para favorecer la integración y las relaciones con los compañeros/as.
Las colonias, casales, campamentos o rutas son actividades educativas que conforman una experiencia única que ayuda al desarrollo del niño. Son actividades con un alto valor pedagógico que fomentan el juego, la vida en grupo, la convivencia en un espacio distinto al habitual y la adquisición de valores, actitudes y hábitos que no pueden trabajar con la misma intensidad en entornos más formales como, por ejemplo, la escuela.
En verano, ocio y educación
Sea cual sea la opción de ocio elegida por las familias, en esta época del año llega el momento del eterno debate: ¿los alumnos tienen que hacer deberes en verano? ¿En caso afirmativo, cómo deben ser las tareas? ¿Debemos optar por el clásico cuaderno o bien escoger alternativas más innovadoras? Algunas familias son partidarias de romper con todo, las vacaciones son para disfrutarlas y no para hacer deberes. Otros buscan recursos para no olvidar conceptos trabajados durante el curso escolar. Y otros que optan por alguna de las ingentes propuestas de cuadernos de verano.
El libro, compañero de verano
Ante esta situación, Bet Bartrina, docente de los cursos de ocio de la Fundación Pere Tarrés, nos plantea una dinámica educativa para realizar con los niños este verano, regalarles un libro. Hay que tener en cuenta la temática y reflexionar qué les puede gustar y qué no, ya que ellos serán los protagonistas de esta historia.
El libro será el eje para este proyecto de educativo y de ocio dirigido a niños que la deberán contextualizar a través de las herramientas que tengan a su alcance, como preguntas a adultos, consultas a bibliotecas o consultas en la web. Bartrina propone trabajar a partir de cinco propuestas:
1. Organizar un viaje al lugar donde ocurre la acción del libro, buscar cómo llegar, alojamiento, lugares de interés para visitar, parques para pasear...
2. Buscar cuál es la gastronomía típica del lugar, leer algunas recetas y cocinarlas.
3. Escribir una ficha del libro.
4. Expresar lo que nos ha hecho sentir el libro a través de canciones, de la pintura o el dibujo, entre otros recursos plásticos.
5. Desplazarse, si es posible, en el lugar donde ocurre la acción y organizar una excursión para conocer de primera mano los monumentos y edificios, la fauna y la flora que lo identifica.
"El transcurso de las actividades nos permitirá transmitir valores y detener las obligaciones diarias" afirma Bet Bartrina. Desde la Fundación Pere Tarrés anima a las familias a disfrutar de espacios de calidad compartiendo impresiones y opiniones. Es lo que decía Umberto Eco, somos lo que los padres nos enseñaron cuando no estaban intentando enseñarnos nada. En la Fundación Pere Tarrés están convencidos de que es en la cotidianidad como educan los valores positivos.
Podéis leer leer la dinámica educativa del libro en el post “El gusto de leer un buen libro”: https://www.peretarres.org/coneixement/bloc-familia/el-gust-per-llegir-un-bon-llibre