Josep Oriol Pujol i Humet
Director general de la Fundación Pere Tarrés
Ámbitos de conocimiento: Tercer Sector, servicios sociales, humanismo cristiano, gestión de entidades, perspectiva cristiana de la sociedad, acción social, educación en el tiempo libre educativo e infancia.
Expert en:
Tercer Sector ·
Políticas sociales ·
Formación
Licenciado en Psicología por la Universidad de Barcelona y Diplomado en Administración y Dirección de Empresas por ESADE. Además, se ha formado en el Programa de Alta Dirección de Empresas (PADE) por IESE.
Experiencia
Profesor del Postgrado de Dirección y gestión de organización no lucrativas y de economía social de la URL. Asesor de los Planes Interdepertamental de Infancia y Adolescencia de la Generalitat de Catalunya. Miembro del Patronato de la Fundación Escola Vicenciana, de la Fundación Aymar i Puig y del Consejo Municipal del Bienestar Social.
Publicaciones
Publica periódicamente reflexiones en prensa general y revistas especializadas y es autor del libro Persona e iniciativa social publicado en 2012.
ARTÍCULOS PUBLICADOS EN EL BLOG DE LA FUNDACIÓN PERE TARRÉS
Integración planificada de migrantes
Durante una de las celebraciones de la pasada Navidad, un familiar holandés me contaba un modelo de integración social desde su perspectiva de ingeniero de obra pública. Trabaja para la Red de ferrocarriles holandeses y, tras terminar una nueva línea, está centrado en el mantenimiento de las vías convencionales.
Nueva Ley de contratos de las administraciones públicas
El filósofo polaco Zigmunt Bauman define el actual momento de la historia como “sociedad líquida” donde los valores sólidos de las generaciones anteriores han sido substituidos por valores y principios relativos y propios de cada colectivo social. En este contexto, sin embargo, somos capaces de d’identificar un principio universal en el espacio europeo: la libre competencia, como valor inspirador de las diferentes legislaciones y defendida por gobiernos y judicaturas. Y si creo que los principios de la libertad de economía son los menos malos de los sistemas experimentados, también me atrevo a afirmar que lo son siempre que sean regulados por las administraciones, pensando en el bien común de las personas y como forma de intercambiar productos y servicios, no cuando se entra ya en la especulación financiera.
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