Como muchos de los niños, niñas y jóvenes que protagonizan este calendario, la abogada y luchadora por los derechos humanos Fatimata Mbaye (Kaedi, Mauritania) se convirtió en activista a la fuerza cuando, al cumplir solo 12 años, su familia le obligó a casarse con un hombre de 45. Durante este matrimonio forzoso fue maltratada y se escapó varias veces. Pese a las dificultades, logró seguir sus estudios, algo que, según ha explicado públicamente, le salvó la vida y le permitió superar los estereotipos de una sociedad muy tradicional y machista, ya que a los 18 años logra una doble victoria: obtiene su título de bachillerato y consigue el divorcio. Posteriormente, tras licenciarse en Derecho, se convirtió en la primera mujer abogada de Mauritania. “Después de saber qué es el matrimonio forzado y ver la muerte de muchas niñas a causa de la mutilación genital, mi camino no podía ser otro”, declaró.
De manera consecuente con su trayectoria, ha dirigido su carrera profesional a la defensa de los derechos de los más vulnerables, a los que defiende gratuitamente, y al activismo. Ha luchado contra el matrimonio forzoso, contra la esclavitud (oficialmente vigente en su país hasta 1981, aunque varias ONG estiman que el 18% de los mauritanos todavía la padecen) y contra el racismo institucional que ha ejercido durante muchos años la minoría árabe-bereber que gobierna el país contra las diferentes etnias negras, que suponen el 70% de la población.
Fruto de este activismo, ha creado la Asociación Mauritana de Derechos Humanos y la entidad SOS-Esclavas, y ha recibido numerosos premios internacionales, aunque esta lucha también le ha supuesto encarcelamientos políticos y abusos. Su trayectoria nos recuerda una vez más que los derechos humanos, de los que muchos disfrutamos, son fruto de siglos de lucha por la libertad y la igualdad.