COMPROMISO EDUCATIVO Y SOCIAL

La validación es un método creado en los años 60 por Naomi Feil, trabajadora social y psicóloga en los EEUU. Después de vivir su infancia y juventud en una residencia de ancianos ya que sus padres trabajaban, y crecer junto a mucha gente mayor, observó que estas personas, a medida que los años pasaban, se desorientaban o se orientaban equivocadamente, términos que ella utiliza para hablar de personas que responden a un perfil concreto: mayores de 75 años, sin trastornos psiquiátricos previos y que no están diagnosticadas por una demencia concreta y hereditaria.

El método se basa en una actitud, la empatía, en unos referentes teóricos, el humanismo, el psicoanálisis o teorías del desarrollo, y en unas técnicas, de comunicación y observación, que ayudan a mejorar la comunicación con las personas que presentan deterioro y desorientación. Naomi Feil, basándose en la teoría del desarrollo de Erikson, asegura que estas personas están haciendo un proceso de revisión de tareas pendientes y que en este proceso realizan una búsqueda de las herramientas básicas que necesitan para morir en paz. Cuando una persona llega a la senectud y hace una valoración de su vida, puede situarse en la aceptación de aquello que ha vivido y estar preparada para la muerte, o situarse en la desesperación debido a retos no superados y tareas pendientes, y es aquí donde ella sitúa la fuerza de la validación. Debemos entender la validación no como el hecho de validar sino como el hecho de dar valor a las emociones, actitudes y comportamientos que nos muestran las personas desorientadas.

El método mejora la comunicación, ayuda a los profesionales a entender mejor el mundo de las personas afectadas y a los familiares a mantener la relación, reduciéndose significativamente la medicación y las sujeciones a largo plazo. Da mucho valor a la actitud del experto en validación haciendo que la empatía sea la herramienta principal para poder establecer relaciones igualitarias, cercanas y sinceras. Parte de unos principios que permiten entender que la persona desorientada puede vivir en más de un momento de su vida a la vez, que detrás de cada comportamiento está la expresión de una necesidad, que todas las personas somos únicas y que se establecerán relaciones basadas en la sinceridad, aparte de otros principios que dotan de contenido teórico la técnica con autores como Rogers, Erikson, Piaget, Freud, Jung, etc.

Tomar distancia entre la historia de vida y la novela de vida nos ayuda a interpretar los símbolos que las personas en situación de deterioro cognitivo nos pueden mostrar y a utilizar y aceptar estos símbolos para hacer un buen acompañamiento. ¿Cómo debe ser sentir que tienes 10 años y extrañas a tu madre mientras personas que ni reconoces te dicen que tu madre está muerta? ¿Qué puedes sentir cuando quieres ir a buscar a tus hijos a la escuela y en la residencia no te dejan salir asegurando que tus hijos tienen más de 50 años? ¿Qué reacción tendrías si te pasara esto? Aprender a interpretar estos símbolos nos acerca a las personas que viven en situaciones de desorientación y nos sitúa a su lado.

Un año más, y ya van nueve, la Fundación Pere Tarrés arranca el programa Personas Cuidadoras, donde se ofrece un recurso de tipo psicoeducativo que da respuesta a las necesidades de tener las herramientas y técnicas necesarias para la realización del cuidado y atención de personas con dependencia en su domicilio. En paralelo también hay que adoptar medidas preventivas con el fin de mantener la calidad de vida de la persona cuidadora. La validación es un ejemplo de los métodos que se pueden utilizar para mejorar la comunicación entre la persona cuidadora y su familiar. Si eres una persona que estás al cargo de un familiar en situación de dependencia puedes consultar nuestra oferta formativa dirigiéndote al correo electrónico: personescuidadores@peretarres.org