COMPROMISO EDUCATIVO Y SOCIAL
BLOG FUNDACIÓN PERE TARRÉS
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Sheila Gálvez Cárdenas
Coordinadora de Programas de Juventud en la Fundación Pere Tarrés
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11.12.23
Los dispositivos electrónicos están presentes a diario en nuestra sociedad, los utilizamos para relacionarnos, para estudiar, para trabajar y/o simplemente como un entretenimiento. El uso de las pantallas se ha incrementado en los últimos años en diferentes franjas de edad, especialmente se puede observar que las personas adultas y la juventud son los colectivos que más utilizan estos dispositivos como una herramienta de trabajo, pero también como herramienta de relaciones sociales y de ocio. La utilización de estos dispositivos puede comportar unos efectos y resultados u otros dependiendo del tipo de uso que hagamos y del tiempo que invirtamos.
Por un lado, en los últimos tiempos, se ha observado un incremento significativo en el número de jóvenes que hace uso de las pantallas para estudiar y/o trabajar, pero también como herramienta para mantener relaciones sociales y/o disfrutar de su tiempo libre con videojuegos o navegando a través de las redes sociales. Varios estudios han evidenciado que la sobreexposición a las pantallas comporta un conjunto de efectos negativos en los ámbitos cognitivo, comunicativo y social que puede convertirse en una posible dependencia y puede tener una repercusión significativa en la salud mental de los y las jóvenes. Hay que tener presente que un mal uso y tener una adicción son aspectos diferentes. Por esta razón, debemos tener en cuenta todo lo que la juventud puede llegar a perderse por el hecho de invertir gran parte de su tiempo en las pantallas, como las relaciones sociales presenciales, otras actividades de tiempo libre y ocio, el descanso, entre otros. Una inversión de tiempo excesiva, por lo tanto, podría llegar a provocar alteraciones en la salud física y mental, en el rendimiento académico, en la alimentación, el sueño, etc.
El uso de las pantallas, por otra parte, puede comportar efectos favorables en el día a día de los y las jóvenes, así como en otros colectivos. Estudios recientes afirman que la exposición moderada frente a las nuevas tecnologías puede mejorar las redes sociales, ya que puede facilitar una comunicación instantánea y a distancia. Por otra parte, un uso correcto de las pantallas también puede fomentar la creatividad y la innovación, así como el pensamiento crítico y el interés por diferentes temáticas en base a la investigación y navegación por las diferentes redes. En la misma línea, las TIC, desde una perspectiva socioeducativa, también pueden facilitar el aprendizaje y contribuir a la mejora del rendimiento académico de los jóvenes, dada la gran variedad de páginas y recursos educativos que hay online.
Los profesionales del ámbito de juventud afrontamos esta temática como un reto, teniendo en cuenta las diferentes consecuencias que puede comportar el uso de las pantallas. Debemos tener presente que, cuando hablamos de uso de las pantallas, podemos encontrarnos ante una problemática, si se detecta un uso abusivo y perjudicial de éstas, o ante una herramienta socioeducativa que contribuye de forma positiva al desarrollo personal y social de los individuos. Por otro lado, como profesionales, debemos tener en cuenta la etapa evolutiva en la que se encuentra el niño/a o joven para realizar un acompañamiento focalizado en la prevención, así como para facilitar y garantizar un uso correcto de las pantallas.
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