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Resolución de conflictos y envejecimiento

Resolución de conflictos y envejecimiento

Eva Carulla
Docente de la Fundación Pere Tarrés
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23.08.19

Un conflicto interpersonal se da cuando una o más personas tienen la percepción de que existe incompatibilidad entre ellas para la consecución de su objetivo. Esta percepción crea una resistencia sentida por una o más partes implicadas y estas resistencias crean el conflicto.

Esta reacción de resistencia es parte esencial de nuestras relaciones, cada uno de nosotros tenemos maneras diferentes de ver el mundo y satisfacer nuestras necesidades. A menudo nos ponemos de acuerdo con los otros para satisfacerlas de forma conjunta, pero a veces éste no es el caso y es entonces cuando el conflicto puede emerger.

El conflicto es un fenómeno al que todos estamos sujetos, independientemente del sexo, edad, cultura, procedencia o ámbito. El hecho diferencial de los conflictos interpersonales con personas mayores no reside tanto en la tipología del conflicto como en la propuesta de gestión del mismo. Los factores distintivos que debemos tener en cuenta para encontrar resoluciones positivas son:

1- Que las bases que nos permiten encontrar soluciones positivas a los conflictos (ganar/ganar) son las habilidades sociales y comunicativas: la capacidad empática y la comunicación asertiva y que éstas se aprenden.

2- Cuando se trabaja y/o convive con personas mayores sabemos que el envejecimiento es un proceso natural y representa una fase de la vida. En esta fase hay cambios sustanciales (que son diferentes para cada persona) que definirán sus prioridades, la manera de ver la vida y los objetivos que se fijan en su proyecto de futuro. Una de las características más importantes de este momento de la vida es que la persona está confrontada a la pérdida de forma más recurrente. La pérdida de capacidades, de resistencia física, de personas cercanas, de autonomía, de cosas materiales, del entorno, etc. Estas pérdidas generan procesos de duelo que la persona tiene que ir elaborando y superando.

Los conflictos siempre están relacionados con la satisfacción de necesidades (fisiológica, de seguridad, de pertenencia o afecto, de sentirse reconocido/a por los demás o por ella misma o de autorrealización). En la etapa del envejecimiento las necesidades son diferentes respecto a otros momentos de la vida objetiva y subjetivamente. Por ello es esencial tener en cuenta qué necesidades está sintiendo la persona para poder resolver un conflicto de forma positiva. Así pues, el tercer factor que nos permitirá resolver el conflicto es:

3- Basarse en las necesidades sentidas de la persona y no en las necesidades que nosotros pensamos que la persona debe priorizar. Esto no quiere decir que tengamos que pasar por alto el cuidado de la persona. Quiere decir que debemos darle tanta importancia a que la persona tenga satisfechas las ABVD (las Actividades Básicas de la Vida Diaria) como otros aspectos que ella considera importantes, la manera de satisfacerlas, el ritmo y el momento, respetando el significado y la importancia que la persona le da.

Como cuarto factor clave para la resolución de conflictos resaltamos la importancia de:

4- Atacar el problema y no a la persona. Un comportamiento que la persona pueda tener, aunque sea recurrente, no define la identidad global de la persona. Fijémonos en el problema y no en los rasgos de personalidad.

 

Para finalizar destacamos que el conflicto con los demás siempre nos dice cosas sobre nosotros mismos. Una actitud positiva, de escucha auténtica y de preguntarnos continuamente cuál es la prioridad del momento, nos hará cada día mejores y contribuirá a la mejora de las relaciones.

En relación con este tema, la Fundación Pere Tarrés ofrece los siguientes cursos de formación:

https://www.peretarres.org/formacio/curs-resolucio-conflictes