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La muerte y la pérdida, ¿cómo podemos hacer un acompañamiento en situaciones de duelo?

La muerte y la pérdida, ¿cómo podemos hacer un acompañamiento en situaciones de duelo?

Núria Sánchez Besora
Trabajadora social. Docente de formación de atención sociosanitaria a FCiE
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10.06.24

La vida está llena de vivencias y aventuras. Algunas, muchas de ellas, son positivas, y nuestra cultura, nuestra sociedad, nos anima a planificarlas y celebrarlas. Existe un espíritu intrínseco en el compartir las buenas nuevas. Se realizan ferias, exposiciones y encuentros para facilitar la organización de estos eventos; existe un apoyo general para ello.

Pero la vida también nos da situaciones totalmente opuestas. Los malos momentos son los que realmente dan significado a los buenos momentos. Si no se tiene un grave problema de salud, no se valora suficientemente estar sano/a, por ejemplo. Pero hay una experiencia por la que todos debemos pasar y de la que poco se habla.

Actualmente, las noticias informan de muertes diarias en el mundo, y el cine muestra la muerte como una experiencia agridulce de la que, sin embargo, todo el mundo sale adelante. La realidad, en cambio, es distinta. Vivir el fallecimiento de una persona cercana, desgraciadamente, es un acto compartido, tarde o temprano, por todos los seres humanos. Y pese a lo que muestra el cine, no es ni mucho menos un camino sencillo.

Una muerte provoca todo tipo de interrogantes. Algunos sobre el procedimiento, las acciones a realizar. ¿Cuáles son los trámites necesarios para apagar administrativa y físicamente la vida de quien se ha ido? Estos trámites no siempre son claros ni fáciles de realizar.

No obstante, el mayor reto, sin duda, es el trabajo interno a realizar ante una pérdida personal tan trascendente. Nuestra sociedad espera que en tres días podamos recuperarnos y que retomemos nuestra rutina, al menos laboralmente. No es posible realizar una transición tan importante en tan poco tiempo y menos sin ningún tipo de indicación sobre cómo hacerlo.

Mi pérdida me debe llevar a un proceso de duelo, que puede estar influenciado por un sinfín de factores relacionados con las circunstancias de la muerte, con la relación con la persona difunta y con el momento personal que vive el sufriente. El duelo es para quien se queda, no para quien se marcha, así que no puede haber dos sufrientes que vivan la misma pérdida igual.

El duelo es un acto solitario y difuso, que puede agravarse fácilmente si no se tienen las herramientas personales y emocionales necesarias. Entender los sentimientos que aparecen y reconocer las tareas (de crecimiento personal) a realizar en cada momento es algo para lo que no se nos prepara.

En la Fundación Pere Tarrés, disponemos de un curso breve de estas características, que aborda el acompañamiento al duelo desde tres perspectivas distintas.

Por un lado, intentar comprender el término, ver su evolución durante la historia y su percepción por parte de las dos culturas mayoritarias (oriental y occidental). Sin embargo, no se pierde de vista la diversidad de creencias existentes, a las que se hace un repaso, incidiendo en el ritual de despedida.

Por otra parte, comprender los sentimientos que pueden surgir y qué herramientas se tienen para poder afrontarlos forma un bloque estructural importante.

Por último, y de mucha utilidad, dar elementos a los profesionales que trabajan cerca del duelo y de la muerte. Dentro de la atención sociosanitaria, por ejemplo, la muerte es un elemento que forma parte de lo cotidiano, pero, como profesional, ¿cómo puedo acompañar a los sufrientes y no dejarme llevar por el dolor de los demás?

Tal y como empezaba este artículo, la vida está llena de vivencias, pero, desgraciadamente, en cuanto a la muerte, no tenemos referentes claros sobre cómo vivir y acompañar el proceso. El exceso de información también hace que tomemos distancia emocional, pero las emociones son como el agua, siempre encuentran la forma de surgir.

Hay que prepararse para este momento, hay que hablar de forma sincera y abierta, sin prisas y con calma, para poder crecer como personas, y la formación, en este caso, es algo muy valioso.

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