COMPROMISO EDUCATIVO Y SOCIAL

Compartir conocimiento es algo clave y necesario en estos días de complejidad extrema. La Fundación Pere Tarrés tiene el “compartir” integrado en su naturaleza y en su ADN, desde siempre.

Acostumbrado a abordar el compartir desde la faceta más técnica, al objeto de estimular i contribuir al fortalecimiento de las entidades con diagnosis y planificación estratégica, evaluación de impacto, asesoramiento en responsabilidad social, etc., encuentro más adecuado en estos momentos, hacer una reflexión basada en las conversaciones que he mantenido en estos días de confinamiento, videoconferencias y teletrabajo, con muchas personas que representan a entidades que comparten una realidad similar, pero a la vez distinta.

Creo que hoy por hoy es incalculable el impacto que supondrá la situación que atravesamos, y que tardaremos mucho tiempo en poder ser conscientes del mismo.

Había un antes y habrá un después, en muchos sentidos, y en cualquier caso quedarán importantes secuelas sociales y económicas. La brecha educativa, salarial, de igualdad de oportunidades y de género habrán crecido (ya lo han hecho). Pero quizás, en clave de diagnóstico, de aprendizaje y al objeto de entender dónde estábamos como entidad (cada uno la suya), y a dónde íbamos cuando sobrevino la actual situación, aparece una oportunidad que no es baladí.

El impacto real de nuestros proyectos y programas, la responsabilidad con la que hemos llevado a cabo el desempeño de la misión de nuestras entidades, el equilibrio entre lo que se aporta socialmente y la correcta atención a las necesidades de las personas que forman los equipos para llevar dicha misión a cabo, la contribución a un cambio real y transformador de nuestra sociedad desde nuestro ámbito de actuación (o la falta de ella),..

En el momento actual, es prioritaria la reestructuración y la reconfiguración, la adaptación y la transformación, la sostenibilidad y la eficiencia, y por encima de todo, la supervivencia. Asimismo, y en la medida de lo posible, éstas deberían poder acompañarse de una mirada más profunda, de una reflexión a la luz de cómo ha impactado la pandemia en la vida de las personas, y especialmente en las más vulnerables, y de cómo y en qué ámbitos ha sido más afectada nuestra entidad.

La alineación con estándares de referencia, las buenas prácticas, la normalización, y estandarización, son importantes. El buen gobierno, la transparencia, rendición de cuentas, la comunicación responsable o la correcta gestión de la cadena de valor también, pero todo ello lo es más y tiene realmente sentido, si vienen a reforzar un proyecto coherente en su raíz, misionalmente robusto, en el que ante una situación como la actual el objeto del mismo queda reforzado no sólo en las formas (que también), sino además en el contenido. En una situación como la que vivimos también se pone de manifiesto, de una forma injusta, acelerada y deshumanizada, cuáles son aquellos aspectos de las entidades que han pasado a ser un obstáculo para el desempeño de una misión coherente y que han terminado por incorporarse e integrarse en las “formas de ser” de las mismas, que en muchos casos necesitan de una revisión y reconsideración.

Desde Consultoría i Estudios estamos acompañando a muchas entidades que necesitan adaptarse, reconfigurarse, evolucionar para simplemente ser sostenibles y sobrevivir, lo que es una grandísima oportunidad para repensar modelos y formas de trabajar, con el objeto de que las entidades sean un vehículo coherente y sostenible (social, económica y ambientalmente) para alcanzar los objetivos deseados.