COMPROMISO EDUCATIVO Y SOCIAL
BLOG FUNDACIÓN PERE TARRÉS
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Rosa Mª Ferreiro
Trabajadora social y técnica del programa de personas cuidadoras
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11.11.24
Cuidar a una persona en situación de dependencia, sea por motivos de salud o discapacidad, es una labor que afecta a profesionales y familias que se dedican a cuidar a sus seres queridos. Esta responsabilidad comporta a menudo una carga emocional y física que puede derivar en estrés y agotamiento y puede provocar sentimientos de soledad. Por eso, los grupos de apoyo emocional surgen como una herramienta imprescindible tanto de autocuidado como de apoyo para aquellas personas, profesionales o familiares, que se encuentran inmersas en este tipo de tareas.
Cuando una persona se dedica completamente al cuidado de otra, a menudo descuida sus propias necesidades emocionales y físicas. Los grupos de apoyo ayudan a recordar la importancia del autocuidado, ofreciendo espacios para reflexionar sobre las propias necesidades y encontrar formas de cuidarse a uno mismo. El autocuidado no es un lujo, sino una necesidad básica para poder seguir ofreciendo una atención de calidad a las personas que dependen de nosotros.
Los grupos de apoyo emocional son espacios amables. Son un lugar seguro en el que las personas que participan pueden romper el aislamiento, compartir sus experiencias, emociones e inquietudes y obtener consejos prácticos de otras personas que viven situaciones similares, lo que propicia la creación de vínculos. Son un espacio de gran valor como herramienta comunitaria. En estos grupos, se trabaja a través de dinámicas y discusiones guiadas que fomentan la reflexión, la interacción, la colaboración, la empatía y la cohesión de grupo. Las personas participantes pueden expresar libremente sus sentimientos y recibir comentarios constructivos y alentadores, lo que ayuda a reducir el estrés y mejorar el bienestar emocional.
En resumen, los grupos de apoyo emocional son una herramienta fundamental tanto para el autocuidado como para el cuidado colectivo. Estos espacios no solo proporcionan apoyo emocional, sino que también permiten aprender, compartir y reconocer el valor de la tarea en la atención a personas en situación de dependencia que realizan las familias y los profesionales del ámbito de los cuidados. Participar en un grupo de apoyo significa invertir en bienestar y, al mismo tiempo, mejorar la calidad de vida y el cuidado que se puede ofrecer.
Un ejemplo claro de la implementación de grupos de apoyo se puede observar en el programa de personas cuidadoras de la Fundación Pere Tarrés. Este programa promueve varios grupos de apoyo como herramienta esencial, principalmente en entornos familiares, pero también profesionales, donde el cuidado de personas en situación de dependencia es una realidad cotidiana. Teniendo en cuenta las dificultades horarias y de conciliación de las personas cuidadoras, se ofrecen grupos tanto en formato presencial como en versión telemática. Con la creación de estos grupos se quiere contribuir a mejorar las estrategias de intervención y autocuidado de los y de las profesionales y valorar el trabajo y la dedicación de los familiares cuidadores, ofreciéndoles un espacio donde su esfuerzo sea reconocido y apreciado. Que sirva para darles fuerzas para seguir con su tarea de cuidado.
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