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BLOG FUNDACIÓN PERE TARRÉS
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Anna Grau
Técnica de Consultoría y Estudios de la Fundación Pere Tarrés
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03.07.24
El proceso de diseñar y redactar proyectos para la presentación a subvenciones es una tarea fundamental para las entidades y asociaciones del tercer sector. Este proceso no sólo determina la posibilidad de obtener financiación, sino también refleja la capacidad organizativa y la visión de la entidad. En este artículo, exploraremos las claves para conseguir que vuestro proyecto sea exitoso.
Antes de empezar a redactar, es esencial comprender detalladamente los requisitos y los criterios de evaluación de la convocatoria. Leer atentamente las bases y la guía de la subvención permitirá identificar los objetivos, prioridades y criterios específicos que la institución financiadora valora más. Éstos incluyen los objetivos y prioridades de la convocatoria, requisitos técnicos y administrativos, plazos y fechas clave, así como la documentación necesaria. Tener una clara comprensión de estos elementos es el primer paso para un proyecto bien diseñado y adaptado a la convocatoria.
Un proyecto bien redactado debe empezar con una definición clara del problema o necesidad que se pretende abordar. Este análisis detallado del contexto debe incluir datos y evidencias que demuestren la existencia del problema o la necesidad, su impacto en la comunidad o colectivo afectado y su relación con los objetivos de la convocatoria. Esto no sólo ayuda a justificar la necesidad del proyecto, sino que también proporciona una sólida base para los objetivos del proyecto.
Durante la presentación del proyecto es relevante destacar la experiencia y capacidades del equipo y de la entidad en la gestión de proyectos similares. Esta sección debería incluir una descripción de la experiencia previa en proyectos relacionados y la capacidad técnica, operativa y económica de la entidad. Es crucial que el proyecto sea coherente con la capacidad técnica y económica de la entidad, puesto que esto demuestra la viabilidad y la sostenibilidad del proyecto.
La viabilidad del proyecto depende en gran medida de la formulación de sus objetivos. Para redactar objetivos que sean coherentes, viables y útiles, es recomendable aplicar el criterio SMART, desarrollado por Peter Drucker. Esto implica que los objetivos deben ser:
Este enfoque permite evaluar de forma objetiva el éxito del proyecto. Por ejemplo, si el proyecto tiene como objetivo reducir la tasa de paro juvenil, debería cuantificarse la reducción esperada y establecer un plazo concreto. Esto no sólo facilita la evaluación del proyecto, sino que también proporciona una clara dirección para todas las actividades del proyecto. En esta línea, es crucial establecer las actividades que se realizarán para alcanzar los objetivos del proyecto de forma clara y detallada. Esta descripción, por lo general, debe incluir las fases del proyecto, las actividades específicas, un cronograma detallado y los recursos necesarios, tanto humanos, materiales y financieros. Un cronograma bien estructurado, con metas claras, facilita el seguimiento posterior del progreso.
En cuanto a la parte metodológica, el seguimiento y la evaluación también es un aspecto relevante. En este sentido, es necesario incluir indicadores para evaluar el impacto y los resultados del proyecto. Estos indicadores deben ser medibles y relevantes en los objetivos planteados. Por ejemplo, el número de personas beneficiadas, el porcentaje de mejora en un área específica o el grado de satisfacción de los participantes son indicadores que pueden proporcionar una medida objetiva del éxito del proyecto.
Un presupuesto bien elaborado es fundamental. Debe ser realista, detallado y justificarse adecuadamente. Esto incluye un detalle de los costes directos e indirectos, la justificación de los costes en relación con las actividades y, en su caso, las fuentes de cofinanciación. Un presupuesto claro y justificado demuestra que la entidad ha pensado detenidamente en todos los aspectos del proyecto y está preparada para gestionar los fondos de forma eficiente.
Por último, cabe destacar la importancia de cumplimentar la totalidad de los apartados de los formularios de subvención, aunque no sea de forma extensa. Cada sección tiene su peso en la evaluación global del proyecto y la falta de información en alguna de ellas puede perjudicar la valoración final.
En conclusión, el diseño y la redacción de un proyecto para la presentación a subvenciones es un proceso meticuloso que requiere una planificación cuidadosa y una comprensión profunda de la convocatoria. Siguiendo estas ideas clave, las entidades y asociaciones del tercer sector pueden aumentar sus posibilidades de obtener la financiación necesaria para realizar sus actividades y alcanzar sus objetivos sociales. Con una preparación adecuada y una redacción esmerada, un proyecto puede destacar entre la multitud y conseguir el éxito esperado.
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