COMPROMISO EDUCATIVO Y SOCIAL

BLOG FUNDACIÓN PERE TARRÉS

El papel de las entidades en proyectos de cuidados comunitarios

El papel de las entidades en proyectos de cuidados comunitarios

Leire Franco
Técnica de proyectos en Consultoría y Estudios
Ver todos los artículos

03.03.25

Desde las entidades del tercer sector, cada vez atendemos a más colectivos vulnerabilizados por dinámicas sociales como la creciente desigualdad o el debilitamiento de los vínculos sociales. Además, el cambio sociodemográfico marcado por un progresivo envejecimiento poblacional está haciendo tambalear, cada vez de forma más palpable, el modelo tradicional de cuidados –históricamente fundamentado en la tríada estado, mercado y familia. Ante este contexto, se suele argumentar que la comunidad debe complementar estos pilares, compensar los déficits inherentes de esta tríada. Sin embargo, no está claro de qué forma deben implementarse proyectos de cuidados comunitarios –ni qué formas debería tomar, ni cómo debe relacionarse con el ámbito público, ni quién debe participar, ni cómo se establecen las relaciones entre los diferentes agentes.

Para responder a algunos de estos interrogantes, desde el departamento de Consultoría y Estudios de la Fundación Pere Tarrés hemos desarrollado el Manual de diseño e implementación de proyectos comunitarios para la identificación y cuidado de colectivos en situación de vulnerabilidad. Esta herramienta práctica, basada en experiencias reales, proporciona claves concretas para impulsar proyectos de cuidados con una mirada comunitaria. Como ejemplo destacado, se encuentra el proyecto RADARS, nacido en 2008 en Barcelona, que aprovecha la musculatura social del territorio y utiliza espacios de proximidad para detectar y acompañar a personas mayores en situación de vulnerabilidad. El análisis de la documentación relativa al proyecto y de las entrevistas y grupos de discusión que hemos llevado a cabo con actores clave del proyecto nos ha servido para evidenciar la necesidad de personalizar el enfoque según las características de cada comunidad y potenciar estructuras de gobernanza participativa que faciliten la implementación de proyectos de cuidados comunitarios. Algunas de las conclusiones y reflexiones derivadas del estudio las discutimos, más allá del informe, en un webinar al que también se puede acceder online.

En dicho contexto, las entidades sociales juegan un papel estratégico, no solo a la hora de ejecutar proyectos, sino como estructuras capaces de generar vínculos y liderar procesos de transformación comunitaria. Su conocimiento del territorio, su capacidad de movilización y su proximidad con la ciudadanía las convierten en agentes clave para dinamizar las comunidades, crear espacios de participación, formar agentes locales y facilitar la conexión entre la ciudadanía y las instituciones. Además, las entidades desempeñan un papel fundamental en la incidencia política, trabajando para obtener apoyo institucional y recursos que permitan consolidar estos proyectos en el tiempo.

En municipios pequeños y medianos, la implementación de modelos de cuidados comunitarios requiere un enfoque específico. La falta de equipamientos especializados puede afrontarse mediante una mejor coordinación u optimización de los recursos existentes, utilizando espacios comunitarios como bibliotecas, centros cívicos o farmacias como puntos de detección y acompañamiento. Por otra parte, la menor densidad de población hace que el tejido social sea más cercano, pero también puede dificultar la creación de redes formales de apoyo. En este sentido, establecer alianzas con el comercio local, asociaciones vecinales y profesionales de proximidad es clave para garantizar que las personas en situación de vulnerabilidad sean identificadas y atendidas de forma adecuada. Además, las administraciones locales a menudo disponen de menos recursos humanos y económicos para la implementación de estos proyectos, lo que hace necesario optimizar los mecanismos de colaboración entre distintos actores para garantizar su sostenibilidad.

Esta transición hacia un modelo comunitario en la provisión de cuidados no es solo una alternativa frente a las limitaciones del modelo tradicional, sino una necesidad para garantizar la sostenibilidad y la equidad en el acceso a los servicios. Esto implica un cambio de paradigma, donde los cuidados pasan a ser una corresponsabilidad compartida, y donde las entidades, junto con la ciudadanía y las instituciones, trabajan conjuntamente para generar redes de apoyo resilientes. Para realizar este cambio realidad, es necesario pasar de la teoría a la práctica con herramientas metodológicas claras, experiencias de éxito transferibles y estrategias de acompañamiento que faciliten la adaptación de estos modelos a los diferentes contextos territoriales.

En este sentido, el papel de las entidades resulta imprescindible para alcanzar una sociedad más cohesionada, donde el cuidado y el apoyo mutuo constituyan la base del bienestar colectivo, fruto de un enfoque comunitario que garantice la dignidad y la calidad de vida de todas las personas.

Comparte el artículo

Etiquetas