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El ciclo de la violencia de género

El ciclo de la violencia de género

Judith Hernández Juárez
Coordinadora General de Acción Social
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25.11.18

A menudo he escuchado personas que ante los datos o relatos de violencia sexista exclaman cuestionamientos del tipo "pero. ¿por qué estas mujeres lo aguantan?", "¿Por qué no lo denuncian?" Y posteriormente a estas preguntas se suceden otras aún más escalofriantes que cuestionan aspectos como el origen social, cultural y edad de las mujeres, como si estas características fueran explicativas del "por qué estas mujeres lo aguantan".

Lo primero que debemos tener claro, y así lo reflejan las estadísticas, es que la violencia de género no tiene ni clase social, ni origen cultural, ni edad. Ninguna mujer de ningún grupo social en concreto está exenta de sufrir una situación de violencia. Es precisamente por ello que se ha definido y legislado como violencia de género o violencia hacia las mujeres, porque es ejercida por el hecho de ser mujer y detrás de esta esta violencia hay un sistema patriarcal imperante que es el sustrato que permite el ejercicio de la violencia hacia las mujeres.

Concretamente, centrándonos en la violencia de género ejercida en el marco de la pareja (o ex pareja) hay muchos motivos por los que es muy difícil alejarse de la relación. Uno de ellos es la forma de ser ejercida, lo que llamamos el ciclo de la violencia que se estructura en diferentes etapas:

Fase 1: Acumulación o tensión

Se produce una escalada gradual de tensión en que la hostilidad del hombre manifestada con críticas, gritos o insultos va en aumento, sin motivo comprensible y aparente para la mujer, más allá de lo que él le quiera hacer creer a ella, poniéndola en duda y culpabilizándola de diferentes situaciones.

Fase 2: Explosión violenta

Descarga incontrolada de tensiones acumuladas (ataques físicos, sexuales, amenazas, etc.) que hacen que se produzca un incidente agudo de agresión.

Fase 3: Luna de miel.

Desaparece la violencia y la tensión. El agresor utiliza la manipulación afectiva para que la mujer no la abandone, argumentando un arrepentimiento con promesas de cambio, regalos, etc. que aparentan ser sinceras.

Es importante destacar que siempre se dan estas fases que se retroalimentan entre sí. Es decir, la violencia de género en el ámbito de la pareja no se sostendría si no fuera porque en la primera fase el agresor hace poner en duda a la víctima sus opiniones, visiones, con una alta dosis de manipulación psicológica. Sin esta manipulación psicológica no se podría llegar a la segunda fase con estallidos de violencia, sin que previamente la víctima no estuviera condicionada y debilitada psicológicamente. Y al mismo tiempo, si no hubiera la fase 3 donde la mujer considera que el arrepentimiento del hombre es real y tiene esperanza en que lo que ha pasado termine y se pueda restablecer la relación.

Por tanto, los motivos "por los que una mujer aguanta la violencia de género" son muy complejos, y no se deben simplificar o frivolizar. De la misma manera, denunciar no siempre ofrece garantías a las víctimas, al contrario, a menudo las pone en la situación de reencontrarse con su agresor que después del proceso se encuentra con afán de venganza. En este sentido, es importante reclamar a poder políticos la necesidad de ampliar las medidas de protección integral a las mujeres víctimas de violencia de género, para garantizar la seguridad en todas las mujeres.

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