COMPROMISO EDUCATIVO Y SOCIAL
BLOG FUNDACIÓN PERE TARRÉS
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Raül Vilar Heras
Educador social postgraduado en Promoción de la autonomia personal. Profesor de atención socio-sanitaria y personas mayores
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22.06.18
La Atención Centrada en la Persona (ACP) es un enfoque que persigue favorecer la independencia funcional de las personas mayores, creando condiciones para que éstas sean capaces de dirigir su propia vida en función de sus creencias, sus gustos, deseos e intereses. Este enfoque puede ser aplicado en todos los contextos y concretamente en el ámbito residencial es donde está teniendo más presencia en los últimos años. Así, esta mirada promueve la autonomía y la dignidad de las personas mayores, desarrollando una actividad asistencial donde las capacidades y las preferencias de éstas son más importantes que sus déficits. La ACP parece la evolución natural, e imprescindible, de las prácticas de los familiares y los profesionales de la atención en el entorno natural y / o sociosanitario de personas que viven con algún tipo de dependencia. ¿Podemos hablar de la existencia de un modelo? ¿Deberíamos reflexionar sobre la viabilidad de la propuesta? ¿Somos conscientes de la responsabilidad que tenemos entre manos los miembros del Tercer Sector? Es decir, las instituciones, profesionales, familiares y amigos y, evidentemente, de las personas que viven situaciones de dependencia, que gozan, sienten, batallan, ¿opinan o se quejan como protagonistas? ¿Deberíamos hacer autocrítica? Es posible el encaje de todos estos factores y condicionantes?
La atención centrada en la persona no puede ser un modelo estándar porque depende de la rica diversidad humana. Somos todos únicos e irrepetibles, ni dos gemelos viven la misma vida. Así pues, ¿cómo se define la atención centrada en la persona? Pues debe ser una práctica profesional que nazca desde la aceptación de que cada persona entiende la vida de diferente manera, tiene un estado de salud particular, una personalidad diferenciada y una historia de vida única. Ofrecer espacios accesibles y agradables teniendo en cuenta estas características, crear opciones donde las personas puedan relacionarse con su entorno físico y humano, donde se facilite la participación y se ofrezcan espacios donde poder opinar y donde compartir la toma de decisiones. Tanto por parte de las personas protagonistas del servicio, como sus familiares o el entorno más cercano.
Varios autores nos explican que las personas que sufren algún tipo de deterioro tienen la capacidad de sentir emociones, incluso con más intensidad, en procesos de deterioro cognitivo. Entendiendo esta afirmación debemos reflexionar sobre cuál es el entorno que proponemos ya que es imprescindible que este entorno sea promotor del mayor estado de bienestar posible. Y hasta qué punto este entorno es creado junto con las personas afectadas y para las personas afectadas, o si las decisiones que se toman están sujetas a las necesidades del entorno, el espacio, los profesionales o los presupuestos de quien lo debería aplicar.
Podemos decir que en el ámbito de la atención a personas con algún tipo de deterioro y dependencia ha habido una evolución evidente, pasando por momentos en los cuales se había priorizado la atención estrictamente sanitaria por encima de otras áreas como la social, la emocional, etc. Actualmente, la Atención Centrada en la Persona parte de un empoderamiento y respeto hacia la capacidad de decidir de qué manera se quiere vivir, siempre de acuerdo con las preferencias y gustos personales. La situación es diferente pero nos obliga a reflexionar sobre el límite, o la fina línea entre el "cuidar" de las personas y, al mismo tiempo, el hecho de proteger el derecho a decidir de las personas dependientes.
Así pues, es necesario pensar en torno al hecho de si debe tomar más relevancia la vertiente socio-sanitaria o si debemos trabajar para ofrecer el entorno que las personas nos están pidiendo. ¿Cómo se puede conjugar esta situación? ¿Sabemos cómo interpretar lo que las personas con dependencias moderadas o graves nos expresan? ¿Debemos ofrecer estos espacios aunque puedan ser perjudiciales según la perspectiva más sanitaria? Como profesionales, necesitamos reflexionar sobre cuál es nuestro papel y saber situarnos en el lugar que nos corresponde, incluso cuando es complicado saber cuál es ese lugar. En la Fundación Pere Tarrés trabajamos bajo la mirada del respeto a la persona y procuramos dar herramientas a los profesionales para trabajar desde el conocimiento y la orientación hacia el otro:
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