COMPROMISO EDUCATIVO Y SOCIAL

Créditos de la imagen: Marta Cartu

Como cada miércoles, Marta me escribe para compartir cómo ha ido la sesión de esta semana. Me cuenta que hoy ha sido especialmente emocionante. También me envía esta fotografía: dos personas del grupo interactuando de forma sencilla pero significativa. Me dice que ha querido capturar ese momento porque refleja el espacio de confianza y cuidado que se ha ido construyendo a lo largo de las sesiones. Lo sorprendente es que estas dos participantes hace solo unas semanas que se conocen, tienen más de sesenta años de diferencia entre ellas y están participando en un taller sobre cómic, autoedición y narrativa visual.

A partir de esta escena, he recordado las preguntas que hace un tiempo que me rondan por la cabeza: ¿puede el arte ayudar a combatir la soledad no deseada de las personas mayores? ¿Puede ser una herramienta para romper estigmas como el edadismo, que separa distintas generaciones?

La soledad no deseada afecta a millones de personas en Europa y tiene consecuencias graves para la salud mental y emocional. Los últimos datos indican que más de treinta millones de personas en Europa viven esta situación, que puede multiplicar por cinco el riesgo de sufrir depresión y ansiedad. En España, el 13,4% de las personas mayores sufren soledad no deseada, lo que refleja la magnitud de este problema social. La Encuesta de Salud de Barcelona, ​​realizada por la Agencia de Salud Pública en 2021, pone de manifiesto que un 28,5% de las personas de 65 o más años se han sentido solas en los últimos doce meses.

Es en este contexto en el que nace Benestart, un proyecto intergeneracional de mediación artística que no solo busca paliar la soledad emocional, sino también ofrecer a las personas mayores la oportunidad de participar en una actividad creativa y conectar con otras generaciones. Benestart es una clara apuesta por mejorar el bienestar emocional y reforzar el sentimiento de pertenencia de los participantes. Esta iniciativa promueve el diálogo y la conexión entre generaciones a través de la creatividad, poniendo en relación a las usuarias de los casales de personas mayores de Barcelona con grupos de jóvenes, bajo la guía de artistas especializadas en procesos de cocreación, convirtiéndose en un auténtico laboratorio vivo de creación y convivencia.

El proyecto se sustenta sobre una red de colaboración de instituciones, profesionales y otros agentes: casales de personas mayores, institutos de enseñanza, asociaciones para jóvenes de diferentes barrios de Barcelona y creadoras artísticas que actúan como mediadoras culturales. Este enfoque colaborativo busca que el impacto sea profundo y transversal, llegando a los colectivos que más pueden beneficiarse de estas experiencias.

Para esta edición piloto, que ha empezado en octubre de 2024, hemos reunido a diez artistas contemporáneas con una amplia experiencia en artes comunitarias y proyectos colaborativos. Entre ellas, encontramos nombres como Estel Boada, Boris Mercado, Ninja Papel, Cordelia Alegre, Laura Casassas, Neus Masdeu, Albert Gironés, Marta Cartu, Sara Sanz y Mauricio Sierra. Cada artista aporta una mirada única y disciplinas diversas, que van desde el cine, la fotografía, el diseño o la performance. Cada una de estas artistas se ha vinculado a uno de los diez grupos que se han creado a partir del vínculo de un casal de personas mayores y un grupo de jóvenes del mismo barrio. Los grupos varían en intereses, dinámicas y contextos, lo que enriquece aún más el proceso creativo.

Más que una excusa, el arte es un campo fértil que trabaja desde la escucha y la acogida de lo imprevisto. Es ahí donde reside su valor: permite crear puentes entre personas, desafiar prejuicios y abrir nuevos caminos para el diálogo y la comprensión mutua. Sin embargo, los resultados de este proyecto no se limitarán a los procesos creativos internos. A partir de la segunda semana de diciembre, cada grupo presentará una muestra pública de su trabajo. Estas exposiciones abiertas no solo celebrarán los frutos de su creatividad, sino que servirán también para compartir con la comunidad local las experiencias y aprendizajes surgidos durante estos tres meses.

Además de su dimensión social y creativa, esta nueva apuesta innovadora también está generando datos para contribuir a la investigación. La Universidad Pere Tarrés se ha vinculado al proyecto, y a través de sus investigaciones permitirá obtener información valiosa sobre cómo estas iniciativas pueden influir positivamente en la calidad de vida de las personas mayores. Pese a la breve biografía de este proyecto, ya son muchas las reflexiones que permite abordar.

Pero esto es solo un comienzo. Con este proyecto, la Fundación Pere Tarrés explora cómo el arte puede ser una herramienta de transformación social. A través de la creatividad y la colaboración, este proyecto trabaja para construir puentes entre generaciones y ofrecer soluciones innovadoras a problemas sociales como la soledad no deseada y la estigmatización de las personas mayores. En un momento en que la sociedad parece más fragmentada que nunca, iniciativas como esta nos recuerdan que el diálogo, la creatividad y el trabajo colectivo pueden generar cambios reales y duraderos.