COMPROMISO EDUCATIVO Y SOCIAL

BLOG FUNDACIÓN PERE TARRÉS

¿Es el ocio inclusivo?

¿Es el ocio inclusivo?

Esther Guerrero
Psicóloga y docente de la Fundación Pere Tarrés
Ver todos los artículos

23.08.19

El mundo de la discapacidad siempre ha sido poco, por no decir nada, inclusivo. Desde hace sólo 30 o 40 años se ha comenzado a cambiar la visión de la persona con discapacidad, ésta ha pasado de ser un agente pasivo y enfermo a un agente activo y social, el cual debe tener los mismos derechos que cualquier otra persona.

Se han empezado a hacer varias propuestas psicoeducativas para trabajar con las personas con diversidad funcional para poder explotar sus capacidades y así poder hacer que estén en igualdad de condiciones. Esto es lo que dice la ley, pero la realidad es muy diferente.

En el mundo del ocio, a día de hoy, todavía se trabaja desde la perspectiva de la integración, y no de la inclusión, que significa que los niños con diversidad funcional pueden participar del ocio, pero éste no es un ocio adaptado, sino que ponemos una persona de apoyo que le ayudará a hacer lo que el resto hacen. Pero eso es integración y lo que buscamos, o lo que se debería conseguir, es la inclusión. Que quiere decir que deberían ser actividades de ocio pensadas para todos los niños, en las que no hubiera barreras y que todos y todas pudieran disfrutar en igualdad de oportunidades. Hay muchos niños con diversidad funcional, con capacidades muy diversas y con estilos muy diferentes, lo que necesitamos es conocer las diversas discapacidades para poder ofrecer un tiempo de ocio de calidad, a cualquier niño.

¿Por qué es importante el tiempo libre para el niño con diversidad funcional? El tiempo de ocio, a cualquier persona, le aporta bienestar y, además, en estos espacios de ocio, puede permitirse en aquel tiempo el poder ensayar comportamientos y conductas; puede ponerse a prueba, puede soñar y frustrarse sin consecuencias, y muchas otras cosas. Estos niños, por su condición, tienen pocas oportunidades de disfrutar de espacios de relación ordinarios, en los que puedan aprender entre iguales y donde puedan relacionarse como cualquier niño. Y cuando entran en algún servicio de ocio, no se tienen en cuenta sus capacidades diversas para ofrecer actividades que le ayuden a desarrollarse a nivel personal, por ello, es muy importante que tengamos cuidado de estos espacios, para que sí se puedan dar estas condiciones de presencia, la importancia de estar allí; de poder participar y poder disfrutar y crecer a partir de las propuestas de actividades para todos y todas.

¿Cómo podemos hacer esto?  Primeramente, tenemos que cambiar la manera de enfocar el ocio, tenemos que borrar la manera de plantear el ocio, desde los juegos tradicionales competitivos, hasta los espacios donde ofrecemos este ocio.

Las actividades que ofrecemos deben ser desde un inicio inclusivas, es decir, pensadas para cualquier niño con cualquier característica (ciegos, sordos, TEA, inmigrantes -que no conocen el lenguaje-, con retraso cognitivo, y otros niños con diferentes particularidades).

Por ello, se deben revisar las programaciones en clave inclusiva, y comprobar si todos y todas podrían participar y disfrutar a partir de las propuestas de actividades realizadas. No sirve pensar una actividad y, si en el momento de llevarla a cabo, nos encontramos a un niño con diversidad funcional, "adaptamos" de manera rápida -y seguramente poco ajustada, ya que no será la adecuación óptima para todos y todas-aquella actividad. Por ejemplo: "jugamos un partido de fútbol y tenemos un niño en silla de ruedas, y lo ponemos de árbitro". Ésta no es una buena propuesta. En cambio, podemos valorar desde el inicio si esa persona tiene movilidad de piernas y podría hacer pasadas o si tiene movilidad de brazos y podría hacer de portero ... y, entonces, en vez de hacer un partido "tradicional" podemos hacer "estaciones" donde se practiquen estos movimientos y donde todos puedan participar y pasarlo bien.

Casi todo se puede adaptar, la mayoría de propuestas de educación en el tiempo libre que se han desarrollado hasta el momento -excepto aquellos casos que ya hace tiempo que se trabajan y ya están muy elaboradas- nos deben servir como base y a partir de ahí poder ir haciendo modificaciones, utilizando la creatividad y el conocimiento de las características de los niños participantes, para que estas propuestas las pueda disfrutar cualquier niño. Se trata, de alguna manera, de entrenar la mente a ser inclusiva.

Los espacios también nos limitan mucho a la hora de proponer actividades inclusivas, un patio donde sólo hay una pista, dos porterías y dos canastas, nos deja, de entrada, poco espacio a la inclusión. Por eso hay que ir pensando en ofrecer espacios más inclusivos: donde haya rincones manipulativos, donde haya arenales, donde pueda haber una parte natural, espacios con materiales diversos con una funcionalidad no determinada, y que no limiten la creatividad de nadie: ruedas de coche que sirvan tanto de barco náufrago como de mesa para invitar a comer a los amigos ..., debemos intentar crear espacios donde se fomente la cooperación y la creatividad y donde nadie por su condición se vea limitado a poder participar.

Tenemos que pensar en más espacios que los ordinarios, la sala de psicomotricidad puede servir como sala de relajación, el aula de informática puede ser el cine, en la biblioteca se puede crear una ludoteca, en el patio se puede disfrutar de una zona de descanso, hay múltiples opciones, siempre y cuando consigamos romper con el ocio que tenemos en nuestras cabezas, y pensemos en clave inclusiva.

Sin embargo, hay que ser conscientes también, que habrá ocasiones en las que la inclusión se puede ver afectada por la condición del niño, es cierto, pero deberíamos intentar que éstas fueran las mínimas posibles, ya que son niños que ya tienen muchas barreras, y se debe tratar de reducirlas -en todos los espacios y niveles- también en el tiempo de ocio.

Desde el ocio, debemos contribuir de manera clara y decidida, para que a nivel social se pueda avanzar hacia la construcción de comunidades cada vez más acogedoras e inclusivas, que vivan la diversidad como un enriquecimiento. Por ello, desde los espacios de ocio hay que dar también papeles protagonistas y activos a los niños / as con diversidad funcional. Es necesario hacer una apuesta clara y decidida para que los espacios de ocio sean enriquecedores para todos los participantes, celebrando las diferencias. Y es aquí donde radica la importancia de introducir la mirada inclusiva en la programación que elaboren los equipos de monitores y monitoras.

En relación con este tema, la Fundación Pere Tarrés ofrece los siguientes cursos de formación:  

https://www.peretarres.org/es/formacion/curso-aprendemos-hacer-programaciones-todo-tipo-ninos?codi=5147

https://www.peretarres.org/es/formacion/curso-como-puedo-trabajar-ambito-ocio-diversidad-funcional?codi=5154

 

Comparte el artículo

Etiquetas