COMPROMISO EDUCATIVO Y SOCIAL
BLOG FUNDACIÓN PERE TARRÉS
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Judith Hernández Juárez
Coordinadora General de Acción Social
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09.03.20
Cada año, el 8 de marzo es la fecha señalada para reivindicar los Derechos de las Mujeres, principalmente en el ámbito laboral, pero también en todas las demás esferas de la vida, como son la política, la personal o familiar. Muchas de las luchas van dirigidas a la obtención de la igualdad de derechos no sólo a nivel formal, que en la mayoría de casos en nuestro país, están, sino en una igualdad de derechos real, sin trampas.
Otra de las reivindicaciones va dirigida a la visibilización de las mujeres en los diferentes ámbitos públicos, profesionales, políticos y comunitarios. Aún ahora, a pesar de las políticas de cuotas y las listas cremallera en los partidos políticos, la participación de las mujeres en el ámbito público suele ser o bien menor, o bien menos reconocida. Los partidos y las organizaciones piensan diversos sistemas que promuevan la participación de las mujeres en sus aparatos, mientras al mismo tiempo las que son a menudo son poco reconocidas o invisibilizadas. En esta línea, han surgido diversas acciones de sensibilización que pretenden visualizar las mujeres en diferentes ámbitos profesionales, con campañas como # OnSónLesDones.
Otra lucha es la del reconocimiento de los saberes femeninos. La reivindicación de que lo que históricamente han realizado las mujeres tiene valor y hace saber. Esto incluye todo lo que tiene que ver con el cuidado en el seno de las familias, pero también con las profesiones de cuidado hacia los demás: enfermeras, educadoras, maestros, etc. A menudo profesiones desprestigiadas, o bien no lo suficiente prestigiadas por ser profesiones tradicionalmente femeninas.
Y en todas estas reivindicaciones, yo me pregunto: # OnSónElsHomes?
En el ámbito público lo tenemos bien claro. Son en todas partes, con mucha visibilidad y acceso al poder. Pero y en el ámbito privado? Y al ámbito de los cuidados?
A menudo cuando asisto a jornadas públicas y políticas me encuentro con un auditorio eminentemente masculino, donde la participación femenina va aumentando progresivamente en asistencia, pero no así en representatividad, en tanto que son espacios copados por hombres, definidos y estructurados para los hombres y para los hombres , en un tiempo y un lugar de acuerdo a las necesidades, o no impedimentos masculinos. Son los espacios naturales de los hombres, donde siempre han estado, donde siempre han podido desarrollarse desde la polis clásica.
En estos espacios, las mujeres son invitadas y recibidas, pero ellas, a diferencia de los hombres, no han definido estos espacios, no han generado las pautas de relación, no han decidido su estructura, ni los tiempos ni los espacios. Es decir, las mujeres no se encuentran en su espacio natural y esto se percibe en el peso que ocupan. De alguna manera, ocupan menos espacio físico, menos espacio sonoro y sus propuestas o decisiones son menos escuchadas.
Algunas organizaciones, conscientes de esta realidad, han pensado mucho en cómo promover la participación de las mujeres pero poco en cómo redefinir y co-crear espacios que las mujeres tengan la posibilidad de diseñar y definir desde la raíz. Es decir, a menudo se aplican medidas correctoras por motivos de género, pero difícilmente se acepta la redefinición de estos espacios bajo la perspectiva de género.
Personalmente, cada vez que escucho, lo de "Mujer, participa", "Mujer, empodera't", me estremezco. Y es que la cuestión principal no es que las mujeres no estén empoderadas, o no quieran participar. En las últimas décadas, las mujeres se han dirigido hacia el ámbito público y político en la medida en que las leyes lo han permitido. Por el contrario, los hombres no se han dirigido en la misma medida hacia el ámbito privado. Así pues, ¿dónde están los hombres? ¿Dónde están en las tareas de cuidado? No tienen familias, amigos / as, hijos / hijas y nietos / limpias de los que cuidar? O quizás es que el cuidado a los demás sigue siendo un espacio desprivilegiat y los hombres necesitan conquistar espacios donde mantengan estos privilegios, como ocurre en el ámbito público? Seguramente es así, pero como se podría sostener nuestra sociedad sin los cuidados? Si revalorizamos los cuidados, tal vez asumir la foto no será vivido como una pérdida de privilegios y esta tarea podrá ser más equitativa? Son preguntas que me hago a menudo, y que aún no tienen respuesta.
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