COMPROMISO EDUCATIVO Y SOCIAL
BLOG FUNDACIÓN PERE TARRÉS
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Fabricio Busi
Responsable de Consultoría y Estudios de la Fundación Pere Tarrés
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06.07.23
La frase atribuida (¿erróneamente?) a Séneca “ningún viento es favorable para el barco que no sabe dónde va” ha mantenido su vigencia a lo largo de los siglos, y se aplica perfectamente a la planificación estratégica dentro de cualquier organización, incluidas las entidades del tercer sector.
Poner en marcha un proceso de planificación estratégica implica un viaje de reflexión desde lo esencial, la identidad –saber quiénes somos como entidad, de dónde venimos y dónde queremos ir –, para conocernos a nosotros mismos, pero también para conocer nuestro entorno y, sobre todo, para conocer a las personas con las que trabajamos y para quienes trabajamos (personas y sociedad).
Por eso, dos preguntas movilizan los inicios de la reflexión estratégica:
¿Estamos haciendo lo que debemos hacer? ¿Cómo mejorar lo que estamos haciendo, aumentando nuestro impacto social?
El primer interrogante se basa en la constatación de que vivimos en un entorno post-pandémico BANI (acrónimo inglés de frágil –brittle–, ansioso –anxious–, no lineal –non-linear– e incomprensible –incomprehensible–), y no en un entorno VUCA. El entorno es frágil porque pueden producirse cambios bruscos y roturas inesperadas, las estructuras y/o sistemas pueden volverse inestables o colapsarse rápidamente; la incertidumbre sobre lo que puede venir y la falta de control generan ansiedad, mientras que cuesta ver patrones lineales y predecibles entre las relaciones que antes eran causales. El exceso de información y la falta de datos fiables dificultan el análisis y la estrategia.
Para evitar caer en el catastrofismo inmovilizante de esta descripción del entorno, nuevas herramientas aplicadas a la planificación estratégica pueden aportar un valor y una visión clave a las organizaciones.
Transformar la información en conocimiento y el conocimiento en acción transformadora.
Recoger información, tanto interna como externa, transformarla mediante herramientas digitales en conocimiento y aplicar ese conocimiento en líneas estratégicas y objetivos es la clave y el valor añadido de la planificación estratégica. Debe ser una herramienta de gestión, un instrumento para orientar el cambio organizativo y el impacto de nuestra entidad. No puede quedarse en un documento secundario de gestión.
Sin embargo, este proceso tiene algunas claves que serán fundamentales para lograrlo con éxito:
7 claves del éxito de la planificación estratégica:
Un mal proceso de planificación estratégica nos deja a menudo como resultado un plan que nos parece ajeno a nuestra organización, con el que no nos identificamos, que es resistido y vivido como una carga por todas las partes implicadas, y tiene altas probabilidades de fracaso.
Conseguir realizar, en cambio, una buena planificación estratégica no es un proceso rápido ni fácil; requiere competencias y habilidades muy específicas y, sobre todo, soft skills (escucha, comunicación, adaptación), así como experiencia y conocimiento especializado. Sin embargo, también es una gran oportunidad para transformar y cohesionar a toda la entidad hacia un rumbo claro y poder aprovechar, así, los vientos que soplan con más fuerza.
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