COMPROMISO EDUCATIVO Y SOCIAL
BLOG FUNDACIÓN PERE TARRÉS
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Marina Bonache
Docente de la Fundación Pere Tarrés y enfermera especialista en salud mental
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13.12.21
Una crisis individual y colectiva como la que aún estamos viviendo nos ha obligado a reordenar nuestros valores y prioridades. Después de un año y medio de vivir situaciones que, en algunos casos, han sido extraordinariamente duras, hemos conocido de cerca nuestras carencias y hemos rescatado todas nuestras fortalezas. En un contexto en el que podemos dejarnos llevar por el pesimismo y el fatalismo, destacar cómo la crisis ha despertado en nosotros habilidades y competencias importantes que nos habían pasado desapercibidas nos puede ayudar a encarar el futuro con una mirada diferente.
Ahora que se acerca la Navidad y la gestión emocional será clave para poder disfrutar de las fiestas sin agobiarnos más de la cuenta, es un buen momento para repasar qué aprendizajes hemos extraído de estos meses de pandemia que pueden sernos útiles más adelante.
1. Hemos aceptado nuestra vulnerabilidad y se ha visibilizado la salud mental. La incertidumbre de los primeros meses de la crisis, la percepción de inseguridad, el miedo al contagio, el distanciamiento social, la falta de recursos, las desigualdades sociales frente a la misma amenaza, etc; todo ello ha puesto de manifiesto nuestra fragilidad. La visibilización de estas dificultades ha permitido empezar a romper el tabú en torno a los problemas de salud mental.
2. Hemos aprendido que somos resilientes y tenemos recursos. A la vez que ha puesto sobre la mesa nuestra vulnerabilidad, la pandemia también nos ha mostrado nuestra resiliencia al ir superando estos meses de crisis sanitaria y darnos cuenta de que tenemos muchos recursos de autosuficiencia. Algunas personas también han aprendido que tenían una mayor capacidad de aceptar determinadas situaciones (permanecer encerrados durante semanas, no ver a los seres queridos, no poder cambiar de municipio, etc.) que nunca se habrían imaginado por la excepcionalidad de lo que estábamos viviendo .
3. Hemos visto la importancia de dedicar tiempo al autocuidado. La visibilización de la salud mental y de lo esencial que es mantener el equilibrio emocional nos ha llevado también a priorizar el papel del cuidado y el autocuidado. Si no buscamos tiempo para cuidarnos (meditar, mantener ratos de lectura o de ocio, hacer deporte…), no estamos teniendo en cuenta nuestra salud mental.
4. Hemos entendido que es necesario ser más flexibles y cambiar rutinas. Toda crisis implica una ruptura de rutinas, y en estos meses nos hemos visto forzados a cambiar muchas de ellas. La adaptación a la nueva situación ha sido más fácil en aquellos casos en los que hemos podido mantener algunas de estas rutinas, ya que esto nos ha permitido conservar una cierta sensación de seguridad, pero al mismo tiempo hemos aprendido cómo a veces es sano actuar con un cierto grado de flexibilidad y no ser excesivamente rígidos a la hora de planificar nuestro día a día.
5. Se ha puesto de manifiesto la importancia de potenciar los vínculos relacionales. El confinamiento y las restricciones sanitarias para prevenir el coronavirus han disparado el uso de las nuevas tecnologías en el ámbito profesional, de ocio y también relacional. Las nuevas herramientas y recursos tecnológicos han ayudado a acceder a servicios e incluso han actuado como herramienta terapéutica complementaria, pero también hemos visto lo insustituibles que son la presencialidad y el contacto humano.
Como conclusión, nos hemos reencontrado con la capacidad de vivir en el presente. En una crisis, permanecer en el presente significa no quedarnos enrocados en un pasado donde quizás “estábamos bien” (lo que nos genera nostalgia y tristeza), ni aferrarnos a un futuro incierto. Permanecer en el presente significa aceptar nuestras emociones, tomar conciencia de la situación actual y resolver las circunstancias que nos van surgiendo en nuestro día a día. Si nos mantenemos viviendo y conectando con el “ahora y el aquí”, nos estamos permitiendo vivir desde el autocuidado.
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