EDUCACIÓN SOCIAL Y TRABAJO SOCIAL
BLOG DE LA FACULTAD PERE TARRÉS
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Clara Sorlí
Educadora Social en Centro Abierto
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12.04.17
La adolescencia es una transición de la infancia a la vida adulta, que conduce a una dualidad que recorre el interior de los adolescentes: lo que me gusta hacer y lo que tengo que hacer; es decir, lo que quieren hacer y lo que se espera de ellos. A veces, las respuestas a ambas preguntas van en la misma dirección, pero otras pueden ser respuestas totalmente diferentes y opuestas. Frente a este doble lado interior, también surge la esencia de esta etapa: la búsqueda constante de sus límites y el deseo de descubrir nuevas experiencias. ¿Qué serían, pero sin este espíritu de riesgo? Encontramos múltiples factores que hacen que el estado emocional, la vida, la realidad y la percepción de los jóvenes sean inestables donde cada uno de ellos comienza a cuestionarse a sí mismo y al mundo; donde los nuevos cambios físicos que ocurren en el cuerpo marcan su madurez haciendo, así, que se les piden cosas para las que parecen estar listos para hacerlos. Además, todo sucede sin que los demás tengan en cuenta la mochila que llevan consigo. Algunos la llevarán llena de amor, afecto, oportunidades, ilusiones y con una persona que la dará la mano durante su viaje.
Otros, llenos de situaciones de soledad, tristeza y tal vez sin haber experimentado lo que se entiende como "infancia". Y por último, otros niños o jóvenes lo tendrán cargado con unos buenos tiempos y otros más difíciles, pero gracias a su capacidad de resiliencia siguen caminando o, a lo sumo, sobreviven y huyen del pasado. La adolescencia es una etapa marcada por la continua inseguridad e incertidumbre en la que un grupo de jóvenes tienen un compañero en este viaje y otro grupo está solo y/o perdido. Esta inseguridad, incertidumbre, búsqueda de uno mismo, cuestionamiento del mundo y de la vida. Nosotros, los profesionales de la educación, debemos saber cómo recuperar y aprovecharla para ser una guía para nuestros jóvenes. Lo que parece caos, si miramos más allá, es un momento lleno de oportunidades donde, si llegas a tiempo y el joven lo permite, puedes crear un vínculo mutuo que te permita hacer un acompañamiento, suponer una orientación y ser un apoyo emocional y racional para el joven sea cual sea su edad, origen o la mochila que cargue. El trabajo con adolescentes es evidente desde el momento en que se detecta un problema directamente con ellos pero, no menos, si no hay detrás de una dificultad con la que lidiar.
La parte de prevención debe estar en la misma posición que la intervención para evitar situaciones de riesgo para los jóvenes. Para trabajar desde esta perspectiva debemos recurrir a la información y formación de los jóvenes en aquellas situaciones a las que estarán expuestos para minimizar, evitar riesgos o que quienes corren sean conscientes y puedan tener la información necesaria que les permita elegir. Una serie de temas importantes podrían ser nombrados para tratar con la población juvenil, pero el elegido para el desarrollo de la investigación Análisis de la violencia social en las primeras relaciones de parejas de los adolescentes de Tarragona ha sido el amor, específicamente, la violencia social dentro de las primeras relaciones de parejas de los adolescentes.
Esta elección ha estado marcada por los diferentes estudios que muestran que la violencia social es uno de los agresiones más comunes, abundantes y toleradas por parte de los jóvenes y, tal vez debido a la frecuencia en la que se producen, incluso normalizan las experiencias (Caro, Fernández-Llebrez., Garaizabal, González, Habas, Parra & Vaquejo, 2011). En la adolescencia las relaciones de pareja se vuelven muy importantes ya que, como afirmó Rodríguez-Briosos, M. (2005), la pareja es uno de los focos que nos da más felicidad. De ahí el valor de saber cómo los jóvenes entienden una relación de pareja, las expectativas que tienen, las situaciones que aceptarían, los estereotipos y roles internalizados, etc., con el fin de poder adquirir modelos relacionales lejos de cualquier tipo de violencia, cancelación y/o sumisión del otro por razón de poder. Es esencial un trabajo previo que se ocupe y enmarque relaciones sanas, igualitarias y mutuamente amistosas.
Los resultados de la investigación del trabajo final del máster en Metodologías y Estrategias de Acción Social y Educativa en la Infancia y la Adolescencia (MEIA) afirman que todavía hay un porcentaje de jóvenes de 13 y 16 años que no identifican pequeñas acciones clasificadas como violencia social. Por lo tanto, vemos cómo esta violencia sutil del día a día pasa desapercibida e incluso es aceptada. Como resultado, encontramos un factor de riesgo para los jóvenes que aumenta la probabilidad de ser víctimas. Por lo tanto, el trabajo de prevención es necesario tanto para la población juvenil como para la población en general para conseguir que adquieran herramientas que les permitan identificar estas situaciones y empoderarlas para hacer frente a ellas. Todas las estrategias que tienen los jóvenes serán factores protectores a su disposición. El máster MEIA me ha puesto a mi disposición una serie de recursos para utilizar y empoderar a adolescentes y niños. He completado mi mirada a la juventud y la realidad infantil. Me ha permitido entender y conocer otras realidades que a veces parecen invisibles. Además, a través del conocimiento de los diferentes aspectos a partir de los cuales podemos trabajar con la infancia, he entendido que es necesario trabajar desde la comprensión, la comprensión y la empatía, factores esenciales para crear el vínculo que nos facilita alcanzarlos. Pero no sólo eso, sino que también me ha proporcionado las herramientas y estrategias para hacerlo.
El máster MEIA me ha puesto a mi disposición una serie de recursos para utilizar y empoderar a adolescentes y niños.
Es esencial conocer las diferentes realidades y situaciones en las que se puede encontrar esta población -niños soldados, menores migrantes no acompañados (MMNA), ex-jóvenes guardianes, hijos desprotegidos de los padres - y descubrir qué situación quedó y en qué situación se encuentra actualmente. Este avance es lo que debería darnos el impulso de empoderar a los niños y adolescentes para que crean y construyan un futuro mejor para ellos. Si bien es cierto que la Ley 14/2010, de 27 de mayo, los derechos y oportunidades en la infancia y la adolescencia (LDOIA) y la Convención sobre los Derechos del Niño (1989) han dado lugar a un nuevo paradigma en el que la infancia y la adolescencia se contemplan como ciudadanos activos, de derechos, deberes y con capacidad para expresar sus opiniones y que éstas se tengan en cuenta, todavía hay un camino por recorrer para dar a conocer, aplicar y aceptar plenamente esta realidad.
Aunque existe un diálogo sobre la necesidad de empoderamiento de los niños, es necesario avanzar para que haya una práctica real eficaz y, por lo tanto, que los profesionales se formen para ser una fuerza impulsora del cambio. El máster MEIA proporciona tanto las bases prácticas como las conceptuales e invita a cuestionar la situación para que los profesionales, por un lado, acaben con una maleta de recursos que les sirvan para aplicar los conocimientos y, por otro lado, que tengan capacidad crítica para crear nuevos enfoques a prácticas que no promuevan cambios para elaborar otros que lo hagan.
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