EDUCACIÓN SOCIAL Y TRABAJO SOCIAL

Trabajar acompañando personas es una de las tareas más complejas que existen. Y una de las cuestiones que más preocupan a aquellos que quieren dedicarse a la educación social, trabajo social, enfermería o a cualquier profesión de atención a las personas es cómo van a gestionar la distancia profesional y el impacto emocional que supone acompañar en situaciones tan complejas. 

La distancia que debemos adoptar cuando atendemos a las personas es una de las mayores preocupaciones para los profesionales de la educación social o de profesiones afines. De hecho, aunque parezca que es una dificultad que pueda surgir al inicio de nuestra carrera profesional, en realidad esta cuestión es tan relevante que nos acompañará durante toda la vida laboral.

Y es que uno de los aspectos más complejos cuando trabajamos con personas son las vinculaciones que generamos con ellas y los límites que debemos establecer. Ni todas las personas quieren de los profesionales la misma cercanía, ni todas las profesionales tienen la misma forma de relacionarse con ellas.

Pero en cualquier caso desde mi experiencia precisaría tres sugerencias:

En primer lugar:

El interés que mostremos por las circunstancias de aquellos que necesitan apoyo profesional mejorará la confianza que puedan depositar en nosotros. Y este aspecto es clave para poder llevar a cabo los objetivos que compartamos.

Todos hemos tenido la experiencia de una visita médica en la que no hemos percibido interés y hemos salido enfadados pensando que no merecía la pena volver. Pues de la misma forma, en positivo, en nuestra práctica profesional debemos tener una actitud de interés por lo que está sucediendo, incorporar a la persona como protagonista del proceso y buscar conjuntamente las alternativas para solucionar la situación, o al menos reducir el impacto negativo que supone. 

En segundo lugar:

Siempre debe quedar claro que la confianza que generemos deriva de una relación profesional. 

Pero esto no tiene nada que ver con una vinculación ni fría ni distante, sino al contrario. Y es que la intimidad que supone acompañar a personas en determinadas circunstancias solo se puede llevar a cabo con proximidad. Además, dejar claro este aspecto también nos ayudará personalmente a gestionar las emociones que supone relacionarnos continuamente con entornos tan conmovedores.

Y en tercer lugar:

Si la herramienta más importante en nuestras profesiones es la vinculación, es muy importante poder trabajar este aspecto con el resto del equipo socioeducativo para que nos ofrezcan apoyo y ayuda con el fin de llegar a nuestros propósitos de manera saludable.  A su vez, algo tremendamente satisfactorio es que nosotros también seremos fuente de apoyo hacia el resto del equipo. Compartir las dificultades y los logros es fundamental a lo largo de la vida profesional.

Y finalizo.

Los educadores sociales y las profesiones cercanas acompañamos procesos extremadamente íntimos. Es imposible hacerlo desde la distancia porque las situaciones sobre las que trabajamos requieren que las personas se sientan arropadas para posteriormente llegar a finalizar el proceso que nos ha unido.

Nuestro oficio requiere de acciones a medida, hechas a mano, específicas para cada una de las personas y grupos con los que trabajamos. Y conseguir saber todos los detalles de lo que sucede en los diferentes entornos personales o grupales necesita paciencia y cercanía para generar un entorno de confianza que facilite nuestro trabajo.

No hay ninguna pócima mágica para conseguir buenos resultados en nuestra profesión. Pero está claro que la vinculación positiva con las personas a las que acompañamos será una de las claves para tener más posibilidades de éxito y satisfacción profesional.