EDUCACIÓN SOCIAL Y TRABAJO SOCIAL

Cuando cierro los ojos y me pongo a soñar en qué me gustaría trabajar siempre me viene la opción de ser educadora social. Me gusta porque es una profesión de ayuda a las personas y siempre he tenido vocación para ello. Conozco a varios educadores y educadoras que, aunque comparten la misma titulación, desarrollan funciones y competencias bien diferentes.

Cuando pienso en cómo trabaja Isabel me veo colaborando en las fiestas de mi barrio. Desde el centro cívico donde ella trabaja con jóvenes promueve las fiestas y tradiciones, hace que los jóvenes se impliquen y participen y, también consigue que los más mayores hagan actividades junto con ellos.

Óscar trabaja en una residencia donde viven personas con diversidad funcional intelectual y los acompaña en su día a día dándoles recursos y herramientas para que puedan ser autónomos y vivir felices. ¡Me encantaría poder ir a la piscina con ellos! Sin embargo, siempre que puede, también hace de educador desde las redes sociales. Es capaz de conseguir que un ayuntamiento arregle una calle para que las personas que van en silla de ruedas puedan cruzar o moviliza a asociaciones de la ciudad para conseguir mejoras para todos.

A Enric, en cambio, le gusta hacer de mediador entre las diferentes culturas y religiones que conviven juntas. Se nota que le apasiona conocer lo que cada grupo puede aportar a los demás y en su trabajo prioriza las personas por encima de las instituciones. Tiene muchos conocimientos y los sabe poner en práctica cuando minimiza situaciones de conflicto.

Pilar trabaja en servicios sociales. Ella atiende a muchas personas que necesitan ayuda, pero sé que lo que más le gusta es conocer el barrio, detectar las necesidades que tienen los vecinos y hacer propuestas para elaborar planes que cambien esas situaciones. Como conoce las leyes sabe por dónde puede moverse y, al conocer los recursos, tiene herramientas para dar respuesta a los problemas que detecta.

Si me veo trabajando en el lugar de Maite, me visualizo en una reunión con mi equipo, en el centro de toxicomanías. Tenemos montones de proyectos y programas pensados para aplicar en el centro. Sabemos cómo se pueden llevar a cabo, qué se necesita y cómo los evaluaremos para saber si han funcionado o no. Estoy rodeada de papeles, pero me gusta saber que en ellos está contenida la opción del cambio.

Finalmente, sueño que trabajo con Paco. Él es director de un centro de mujeres maltratadas. Como la situación que viven es compleja su papel de coordinador de todos los engranajes es fundamental. Aunque siempre trabaja en equipo, sabe cómo dirigir al resto de profesionales, pone en marcha los proyectos que se llevan a cabo, organiza el centro, supervisa que todo vaya según lo previsto y difunde la tarea tan importante que realizan desde allí.

Todos ellos hacen trabajos muy diferentes pero muy iguales a su vez. Ayudan a personas que en algún momento de su vida necesitan un apoyo, un referente o una ayuda puntual. Como educadores los acompañan desde el respeto, de manera creativa muchas veces -porque hacen proyectos muy divertidos-, y siempre pensando que algún día ya no los necesiten. Quizás algún día sea yo la que trabaje con ellos mejorando la vida de las personas… me gusta soñar que soy educadora social.