EDUCACIÓN SOCIAL Y TRABAJO SOCIAL
BLOG DE LA FACULTAD PERE TARRÉS
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Lisette Navarro Segura
Profesora del Grado en Educación Social y Trabajo Social, del Máster universitario MEIA y del Postgrado de Experto universitario en herramientas para la intervención socioeducativa para profesionales de la acción social.
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| Ficha de experta
01.10.18
Cuando me preguntan qué es un educador o educadora social, siempre contesto que quienes hemos estudiado Educación Social tenemos claro que nos gusta ayudar a los demás. Queremos estar al servicio de los otros y ser de utilidad en sus vidas y a la sociedad. El propósito, sin embargo, resulta más bonito que sencillo de hacerlo realidad porque para ayudar a alguien es necesario que se den algunos elementos.
El primero de ellos es que la persona quiera ser ayudada. Ésto, aunque pueda parecer obvio, a veces se nos olvida, simplemente porque cuesta entender que otras personas deseen tener una vida tan diferente a la que tú elegirías. No juzgar y aceptar plenamente a los demás será fundamental para poder llegar a hacer un buen acompañamiento en la vida de estas personas.
El segundo aspecto a tener en cuenta es que somos personas que trabajamos con personas y para personas. Y, por lo tanto, es muy probable que nos pasen las mismas cosas que pueden vivir los destinatarios de nuestras acciones. O ¿qué educador social no ha tenido miedo a un cambio? ¿Se ha sentido solo o incomprendido en alguna situación? O incluso, ¿se ha enfadado tanto con alguien que literalmente ha salido de sí mismo y se ha comportado como si fuera otra persona? Dominar las propias emociones y conocer cómo gestionar lo que nos pasa por dentro será otro aspecto clave de esta profesión.
Un tercer elemento que destacaría como relevante es saber mirar hacia adelante. Todos y todas llevamos a nuestras espaldas el peso de errores cometidos como profesionales. Errores que han podido ser más o menos graves según tu bagaje pero que seguro han afectado a la vida de aquellas personas. Ser capaz de valorar que detrás de aquel error hay un aprendizaje que nos hace ser más personas y mejores profesionales es indispensable para no derrumbarse y poder seguir ayudando.
Y por último, y no por ello menos importante, nos encontramos con la rutina, las costumbres y las praxis acomodadas que pueden ir distorsionando nuestras acciones hasta hacerlas estériles, vacías de sentimientos y frágiles a nivel de impacto. Como seres humanos que somos, todos podemos tener momentos menos exitosos pero un educador social debería poder llenarse de gozo al afirmar que siempre tiene presente que lo que hace lo hace desde el amor, la pasión y la emoción que genera el contacto con el otro. Alguien exactamente igual que tú, que vive un momento diferente y toma decisiones quizás no muy acertadas para su beneficio, pero que necesita y se merece todo nuestro reconocimiento para vivir y ser como es.
Y eso, todo esto ... no es nada fácil pero, muchos de nosotros lo hacemos y hoy lo recordamos para seguir ayudando a los demás y ser de utilidad en la vida de los demás y en la sociedad.
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