EDUCACIÓN SOCIAL Y TRABAJO SOCIAL

BLOG DE LA FACULTAD PERE TARRÉS

El uso del pensamiento, la emoción y la acción a través del coaching. Ampliando mapas y poniendo rumbo

El uso del pensamiento, la emoción y la acción a través del coaching. Ampliando mapas y poniendo rumbo
Genoveva Rosa

Genoveva Rosa

11.07.16

Liderar nuestra vida, poner rumbo a lo importante y priorizar nuestros objetivos por el bien común, comienza por aprender a gestionar las propias emociones puesto que repercuten de manera muy positiva, ya que nos protegen a la vez que nos empoderan. En el trabajo que realizamos en la formación que llevamos a cabo en el postgrado Experto/a en coaching en el ámbito socioeducativo, priorizamos reconocer cómo es nuestra relación con el mundo que nos rodea: cómo nos relacionamos con los demás y cómo lo hacemos con nosotros mismos. Este conocimiento  es la base de cualquier actuación si queremos dedicarnos a trabajar en el ámbito social o educativo utilizando las poderosas herramientas que la formación nos va a ofrecer.

 Partimos de actividades de autoconocimiento que nos llevan a trabajar con nuestro propio “mapa” del mundo, para poder romper con las creencias disfuncionales (las que nos alejan de conseguir nuestros resultados) y sustituirlas por las creencias funcionales (las que nos ayudan a conseguir nuestros objetivos). El pensamiento genera una emoción, por lo que actuamos en función de cómo nos sentimos generando hábitos y consiguiendo unos resultados determinados. Una vez entendemos que si controlamos nuestros pensamientos llevando el timón de nuestro barco, podemos generar creencias funcionales rompiendo con las que nos limitan y sintonizando con un estado de vibración positiva en la que nada pueda interponerse a nuestros propósitos, es cuando estaremos en disposición de poder llegar a los demás desde nuestra mejor versión para poder ayudar a generar el cambio que el mundo necesita.

Más allá de toda estrategia comunicativa, la inteligencia emocional nos empuja a estar en contacto constante con las emociones, sentimientos, valores y actitudes que conforman nuestro saber ser. Esta conexión directa con nuestra afectividad facilitará la coherencia entre nuestros mensajes verbales y no verbales, y nos permitirá entender los “mapas” de las personas con las que nos relacionamos, para poder facilitar un proceso de interacción relacional.

Conocer las propias emociones, la relación que guardan éstas con nuestros pensamientos y comportamientos, además de la incidencia que tienen en nuestras relaciones interpersonales, debería ser uno de los objetivos de la educación desde los primeros años de nuestra vida.

Una emoción es una reacción afectiva producida en el cerebro que se caracteriza por un estado complejo del organismo de excitación o perturbación y predispone a una respuesta organizada. Las emociones se generan como respuesta a acontecimientos o estímulos significativos para la persona, ya sean externos o internos y pueden durar de segundos a horas. Sólo aquellos estímulos que el cerebro considere importantes provocarán una emoción. Las emociones nos informan de lo que realmente es relevante para nosotros y nos dan una información valiosísima con respecto a quién somos, cómo somos y qué valoramos en la vida. Escuchar y comprender nuestras emociones es muy importante para el desarrollo del auto liderazgo y del crecimiento personal. Detrás de una conducta se esconde una emoción o suma de emociones.

Dado que las emociones, si no son gestionadas de manera adecuada, pueden confundirnos o desestabilizarnos y las reacciones que de ellas se derivan pueden estar afectadas por desajustes o trastornos, existen una serie de herramientas para su gestión entre las que abordamos en el postgrado Experto/a en coaching en el ámbito socioeducativo: la relajación a través de técnicas como el mindfulness; la expresión emocional: a partir de compartir lo que sentimos desde técnicas creativas, el diálogo con la emoción: trabajando a partir de la visualización; el cambio de emoción a partir de buscar una emoción sustitutiva que genere nuevos pensamientos y estados fisiológicos con herramientas como el anclaje y el uso de las preguntas poderosas que nos elevan a un nivel superior de consciencia.

Abordamos este trabajo a partir de la creación de registros, que nos llevan a identificar nuestros automatismos y nos permitan modificar patrones antiguos que nada tienen que ver con lo que hoy somos pero que nos mantienen encadenados a un modo de actuación reactivo ante los acontecimientos, propio de un paradigma de víctima: donde se pone el foco de control en el otro; donde dejamos que la navegación sea en función del viento y no de la dirección y de la velocidad que nosotros marquemos.

Estas estrategias promueven que la emoción reduzca la intensidad y el cerebro racional retome el funcionamiento “normal”. Una vez el cerebro funciona con normalidad, lo que queda de la emoción puede gestionarse por medio de la gestión de la valoración cognitiva. La gestión de la valoración cognitiva permite que el cerebro atribuya un sentido diferente al estímulo y eso permitirá emocionarnos de forma diferente a como lo hemos hecho con anterioridad pudiendo ejercer un mayor control sobre nuestra actuación.

Aprendiendo a generar emociones positivas en nuestra situación y entendiendo cómo éstas influyen sobre los procesos de pensamiento, entendemos que cuando el estado de ánimo es bueno, el juicio tiende a ser más benévolo tanto con uno mismo como con los demás; generamos recuerdos positivos por lo que recuperamos material que corrobora, consolida y prolonga nuestro bienestar influyendo positivamente en nuestra autoestima; generamos formas de pensamiento más flexible fortaleciendo nuestra creatividad dando respuestas más imaginativas y novedosas; finalmente cuando contamos con un óptimo estado emocional, se resuelve la toma de decisiones de manera más temprana, ya que se generan menos dudas o frenos ante las situaciones con las que nos encontramos.

Con todo ello destacamos la importancia de trabajar con la gestión emocional para poder optimizar nuestra intervención como futuros coaches que lideran su propia vida, orientándonos hacia las soluciones más que hacia los problemas y entendiendo los fracasos como fases necesarias para el aprendizaje y aprendiendo, en definitiva, a ver la vida desde el lado positivo.

Tú debes ser el cambio que quieres ver en el mundo. Gandhi

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