EDUCACIÓN SOCIAL Y TRABAJO SOCIAL
BLOG DE LA FACULTAD PERE TARRÉS
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Joan-Andreu Rocha Scarpetta
Decano de la Facultad de Educación Social y Trabajo Social Pere Tarrés – URL
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| Ficha de experto
06.05.21
Hace unos años tuve la ocasión de viajar a Oriente Medio por motivos de trabajo. Hice buenas amistades, pero me sorprendió que, cuando iba a abandonar el país, muchos de mis nuevos amigos me dijeron que no tenían correos electrónicos ni redes sociales para que pudiéramos mantener el contacto.
La experiencia me hizo reflexionar: tendemos a pensar que las tecnologías de la información, como Internet, las redes sociales y los recursos digitales, se encuentran al alcance de todos. Pero no es así. En torno a un 60% de las personas en el mundo no tienen un acceso corriente a estas tecnologías. Esta diferencia entre las personas que tienen acceso a las tecnologías de la información y aquellas que no tienen o tienen uno limitado se denomina la brecha digital.
Pero, ¿de dónde proviene esta llamada brecha digital? Una causa importante es el acceso a los recursos tecnológicos. Los países más ricos invierten más dinero en recursos tecnológicos, mientras que los países en vías de desarrollo disponen de unos recursos más limitados para que sus ciudadanos puedan acceder a las tecnologías de la información.
También dentro de un mismo país el acceso a las tecnologías de la información es diverso. Por ejemplo, las zonas más urbanas concentran más recursos tecnológicos, mientras en las zonas rurales esta concentración suele ser más limitada.
Otra causa importante de la brecha digital son las diferencias sociales. Las personas con más recursos económicos tienen más acceso a las tecnologías de la información y los instrumentos que la hacen posible, como serían los ordenadores, mientras que las personas con menos recursos lo tienen más difícil y, a veces, fuera de su alcance.
La brecha digital también repercute en la educación. Si una persona tiene acceso a las tecnologías de la información, pero no sabe cómo utilizarlas porque no ha sido formada para ello, se genera una brecha debida a las competencias tecnológicas de los individuos. Esto es particularmente evidente con las personas mayores, que a menudo no tienen la formación que les permite utilizar estas tecnologías.
La brecha digital también está vinculada a las diferencias culturales dado que, por ejemplo, en algunas culturas las mujeres juegan un papel menos relevante, y se encuentran a menudo marginadas del uso de las tecnologías de la información, o bien son culturas que favorecen la comunicación cara a cara, lo que hace que sean más reticentes a las tecnologías de la información.
El acceso a los recursos tecnológicos, las diferencias geográficas, sociales, educativas y culturales son todas causas de la brecha digital, y aún falta mucho camino para que todos puedan disfrutar de estas herramientas con continuidad y normalidad. La brecha digital, pues, está lejos de desaparecer.
Sin embargo, la misma brecha digital nos recuerda constantemente algo importante, y es que, por más tecnologías que utilicemos, estas nunca podrán sustituir las relaciones humanas. Porque la comunicación no es solo cuestión de poder transmitir información. Es también cuestión de sentirnos acogidos.
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