EDUCACIÓN SOCIAL Y TRABAJO SOCIAL

Cuando, desde el campo social, se contemplan las políticas y programas de protección dirigidos a la infancia y la adolescencia, a menudo se focalizan en aquellos/as que aún no han cumplido la mayoría de edad. Los jóvenes extutelados, es decir, aquellos/as jóvenes que han estado tutelados por la Administración, deben hacer frente a la emancipación mucho antes que el resto de la población. Si se tiene en cuenta que la juventud española alberga altas tasas de paro, abandono prematuro de los estudios y bajo nivel de emancipación, podríamos considerar que ésta se presenta ante estos/as chicos de manera forzada y prematura.

Además de la inestabilidad propia de la adolescencia, se les suma una trayectoria vital marcada por la ruptura con lazos sociales importantes, en especial el de la familia. Ante esta situación, algunas comunidades autónomas, como es el caso de Cataluña, han articulado servicios y programas que ofrecen soporte a la juventud tutelada y extutelada, ya que se entiende que para hacer efectivas aquellas competencias relacionadas con la autonomía (responsabilidad, perseverancia, toma de decisiones, etc.), éstas deben irse trabajando mucho antes de su mayoría de edad. Las prácticas realizadas en el programa de autonomía gestionado por Aldeas Infantiles SOS a raíz del Máster Universitario “Modelos y Estrategias de Acción Social y Educativa en la Infancia y la Adolescencia”, me permitieron conocer la dinámica y retos diarios de algunos/as jóvenes extutelados una vez emancipados.

Estas prácticas gestaron el Trabajo Final de Máster Jóvenes extutelados: El itinerario formativo-laboral y la red de apoyo social como factores protectores. El objetivo de este estudio ha sido conocer la percepción de los/las jóvenes extutelados en relación a la orientación recibida en el centro residencial respecto a las áreas mencionadas y cómo ésta ha repercutido en su vida. Para ello, se entrevistaron a un total de 12 jóvenes entre los 18-25 años que formaban parte de dicho programa. Especialmente, sus relatos expresaron la importancia de establecer un vínculo con, al menos, un adulto referente, el cual solía ser un/a educador, así como pertenecer a un grupo de amistades. Se constató también una alta movilidad escolar y de recurso de protección, hecho que repercutió directamente tanto en el área académica como en su red social.

De hecho, poseer una red de apoyo social es el pilar base que sustenta todos los demás ámbitos de la vida, ya que ayuda a situarse en el mundo (estabilidad) y a definirse (sentimiento de pertinencia), además de proporcionar afecto y amor. Todo ello necesita ir acompañado de un engranaje compuesto por sus propias habilidades y por un entorno facilitador, promovido, principalmente, por el sistema de protección y el sistema educativo, pero también por la sociedad en general, y, en especial, por las políticas sociales, que deben incluir en el marco legal las necesidades que se derivan de su realidad.