EDUCACIÓN SOCIAL Y TRABAJO SOCIAL

BLOG DE LA FACULTAD PERE TARRÉS

Inteligencia emocional en la formación universitaria. Generando nuevas maneras de aprender.

Inteligencia emocional en la formación universitaria. Generando nuevas maneras de aprender.
Genoveva Rosa

Genoveva Rosa

07.07.15

En toda relación de ayuda, la inteligencia emocional tiene un papel muy importante, por lo que incidir desde esta dimensión en la formación universitaria prepara al futuro profesional para trabajar con un amplio abanico de recursos que le servirán en la mejora de sus intervenciones, enriqueciendo, a su vez, sus relaciones y su propia competencia, respetando los objetivos con los que trabaja y reforzando la autoestima del usuario a la vez que la suya. La complejidad de las situaciones que afrontan y ayudan a afrontar los profesionales de la acción social y educativa, requiere poner en juego conocimientos, procedimientos, actitudes y actuaciones estrechamente vinculadas, son a lo que Gardner denomina las inteligencias intrapersonal e interpersonal. Estas dos dimensiones de la inteligencia  configuran el concepto de inteligencia emocional.

Para Goleman, la inteligencia emocional es más importante que el coeficiente intelectual y las habilidades técnicas para poderse desenvolver de manera efectiva en cualquier trabajo. La inteligencia emocional permite el desarrollo de la conciencia y el autoconocimiento de manera que se pueden gestionar las emociones, a la vez que permite un desarrollo óptimo de las habilidades sociales. Extremera, N. y Fernández-Berrocal, P., sostienen que las personas emocionalmente inteligentes no sólo serán más hábiles para percibir, comprender y manejar sus propias emociones, sino también serán capaces de extrapolar sus habilidades de percepción, comprensión y manejo de las emociones de los demás, por lo que la inteligencia emocional jugaría un papel elemental en el establecimiento, mantenimiento y la calidad de las relaciones interpersonales. A su vez, un elevado nivel de inteligencia emocional conlleva a un mejor control del estrés y a un aumento en el rendimiento académico.

Existe pues, una clara influencia entre las habilidades emocionales y estrategias de afrontamiento como la supresión de pensamientos en la aparición del burnout y el desajuste emocional en los profesionales. El programa de inteligencia emocional que desarrollamos a través de nuestros Grados de Educación Social y de Trabajo Social, parte de la propia acción del profesorado, puesto que se pondrán en juego sus propias habilidades intrapersonales e interpersonales en la acción formativa. Establecemos pues un doble mecanismo de adquisición de conocimientos y de autoconocimiento por parte del alumno, así como de prevención de burnout como futuro profesional con la adquisición de las herramientas necesarias.

En nuestros planes de estudios, contamos con un elevado número de asignaturas que conectan con esta dimensión: el Prácticum que se realiza en cada curso académico; Habilidades sociales; Técnicas de entrevista; Gestión de situaciones de crisis; Atención psicosocial en procesos de cambio; Abordaje estratégico de situaciones profesionales y Coaching. En todas ellas se trabaja la competencia emocional de manera que los estudiantes realizan un trabajo de autoconocimiento y adquieren herramientas para la gestión de situaciones complejas en el entorno personal y profesional. Partimos de una variada oferta de metodologías en las que se apoya  la atención a la diversidad, teniendo en cuenta que cada alumno aprende de una determinada manera y que cabe tener presentes los estilos de aprendizaje que cada uno posee.

Algunas de estas metodologías se concretan en: sesiones magistrales, exposiciones teóricas, estudio de casos, realización de simulaciones, análisis de documentación, desarrollo de tareas grupales, evaluación entre iguales, presentación de esquemas conceptuales y material específico, realización de debates, utilización de plataforma virtual, seguimiento personalizado del estudiante, vinculación con la praxis profesional y supervisión grupal entre otras. Desarrollar esta práctica educativa partiendo de herramientas propias del coaching, aporta resultados positivos desde tres vertientes: metodológica, de prevención de situaciones de bornout y de promotora del cambio. Metodológica, porque trasciende la presentación clásica de materias y se convierte en una estrategia de integración y globalización que integra los conocimientos de diferentes materias, requisito imprescindible para el desarrollo de competencias complejas.

De prevención de situaciones de bornout, porque capacita al estudiante, futuro profesional, a gestionar sus emociones y las situaciones adversas con las que, a buen seguro se encontrará. Promotoras de cambio, porque serán estrategias que utilizará en su actividad profesional para generar procesos de cambio y de transformación en las personas que atenderá. Los resultados obtenidos y el nivel de satisfacción de los estudiantes con la formación recibida nos llevan a seguir trabajando para fomentar el desarrollo integral de los futuros profesionales desde una formación de calidad centrada en el crecimiento personal del estudiante, empoderándolo para ser un buen agente del cambio; desde una visión crítica con la que pueda poner en práctica todo su potencial para poder trabajar y ofrecer su ayuda a personas en situación de riesgo de exclusión social trabajando la resiliencia y creando planes de acción con los usuarios que les lleve a una mejora de sus condiciones de vida.

Con todo ello, apostamos por seguir contribuyendo de manera que se pueda transcender la perspectiva de las disciplinas clásicas y, así, responder de manera más eficaz a la compleja y siempre cambiante realidad de los entornos profesionales.

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