EDUCACIÓN SOCIAL Y TRABAJO SOCIAL

El día 1de octubre celebramos el Dia Internacional de las Personas Mayores. La fecha la estableció el 14 de diciembre de 1990 la Asamblea General de las Naciones Unidas, a través de la resolución 45/106.

Este año, con el lema “Equidad digital para todas las edades”, esta fecha pretende sensibilizar sobre la necesidad de que las personas mayores tengan acceso y una participación significativa en el mundo digital. Los datos nos dicen que la brecha digital está presente. Un 50% de la población mundial vive sin conexión a internet y, justamente, las personas mayores conjuntamente con las mujeres, son los sectores que más desigualdad sufren en este sentido.

Quiero centrar la exposición en un aspecto concreto de esta brecha y es el derecho al aprendizaje en el transcurso de la vida. En los cursos para seniors que hacemos en las universidades hemos constatado como, en algunos casos, la brecha digital supone un problema. El recién publicado estudio Informe de investigación sobre el impacto social a los estudiantes de formación universitaria senior apunta, en sus conclusiones, como la pandemia ha afectado su proceso de aprendizaje.

Las personas entrevistadas han destacado efectos negativos de este hecho como la disminución de la socialización y la pérdida de relaciones (aspecto muy comentado en las entrevistas) o la ruptura de las rutinas asociadas al hecho de ir a la universidad y todo lo que ha comportado no solo en la socialización, sino también en el propio cuidado personal y en el estado de ánimo. La migración a un sistema online de formación también ha resultado, en un primer momento, estresante por lo que ha supuesto de introducción de manera abrupta a un mundo de virtualidad que, en la mayoría de ellos, no existía, pero también por los recursos de atención y cognitivos que ha supuesto adaptarse al nuevo contexto formativo. Sin embargo, sorprendentemente la situación pandémica ha reportado beneficios como introducirse i/o profundizar en el mundo de las nuevas tecnologías, un aumento de la motivación para el estudio, la valoración muy positiva del mantenimiento de los programas formativos, y le papel de los delegados y delegadas como puente de vínculo con el alumnado que ha quedado más desconectado. https://www.vives.org/book/formacio-universitaria-senior-informe-sobre-limpacte-social-en-lestudiantat/

Como vemos, sin embargo, también ha supuesto una oportunidad. Para algunos, ha sido el primer punto de contacto con el aprendizaje virtual. Se han conectado a aulas virtuales, han dirigido sus trabajos a espacios creados específicamente para ser evaluados y han interactuado con el resto de compañera y compañeros y con los docentes abriendo la cámara. Para otros, ha sido un paso más dentro de este mundo que les era ajeno. Algunos se han adaptado absolutamente, otros solo se han iniciado y, el resto han abandonado. A pesar de ello, todos han hecho pasos en un mundo semidesconocido y, estos pasos, los está llevando a que la brecha digital sea cada vez más estrecha.

Esta brecha no tiene que suponer una desventaja para el colectivo senior. En ningún caso tiene que limitar su acceso a una educación permanente. Estamos hablando de derechos de las personas y, tal y como afirma la Comisión Internacional sobre la Educación en el siglo XXI -encargado por la UNESCO-, esta educación permanente se recomienda sin fronteras por la edad. Además, el mismo informe suscribe que el valor de la educación es uno de los factores más importantes, tanto en relación con la paz como en el desarrollo de las personas y las sociedades.

El conjunto de la sociedad tiene que trabajar, pues, para subsanar estas desigualdades. Las personas mayores tienen derecho a acceder a formaciones de todo tipo. En los programas universitarios para seniors les ofrecemos esta oportunidad que va más allá de la edad.