Para aportar soluciones duraderas para los retos económicos y ambientales, es clave la apuesta por la innovación y el progreso tecnológico, aunque es desigual. A escala planetaria, la inversión en investigación y desarrollo (I+D) era un 1,5% del PIB en 2000 y se incrementó hasta el 1,7% en 2015. Con todo, en muchas regiones del mundo esta inversión no representa ni el 1%. Por otra parte, más de la mitad de la publicación mundial está conectada, mientras que un 96,5% de la ciudadanía vive en una zona de cobertura de al menos 2G.
A pesar de estos datos, todavía existen muchos retos pendientes. Por ejemplo, los países en desarrollo necesitan acelerar la industria manufacturera, así como incrementar la inversión en investigación e innovación científica.
Cabe destacar que la industrialización inclusiva y sostenible, junto a la innovación y la infraestructura, juegan un rol imprescindible para introducir y promover las nuevas tecnologías, facilitar el comercio internacional o permitir el uso eficiente de los recursos. Además, pueden desarrollar fuerzas económicas, dinámicas y competitivas que generen puestos de trabajo e ingresos..
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