19.02.24
La empresaria barcelonesa Núria Basi i Moré es la nueva presidenta del Patronato de la Fundación Pere Tarrés. Coge el relevo a Enric Crous i Millet, empresario también barcelonés, que estuvo al frente del cargo desde el 2019. Basi es miembro del Patronato de la Fundación desde el 2014 y hasta ahora ha sido la vicepresidenta. También es presidenta de Basi-Group desde el 2006, continuando así con el proyecto familiar y fiel a los valores que caracterizan esta marca.
Basi es licenciada en Ciencias Biológicas por la Universidad de Barcelona (UB). Durante 20 años se dedicó a la innovación y el desarrollo del sector farmacéutico. Ha presidido y formado parte de un gran número de instituciones sociales y empresariales, como el Círculo de Economía, la Fundación Pasqual Maragall, la Asociación Contra el Cáncer y el Consejo Social de la Universidad Pompeu Fabra, entre otros.
A lo largo de su trayectoria profesional y social también ha recibido varios galardones, como el premio Respon.cat a su trayectoria en responsabilidad social empresarial o el galardón International Women's Entrepreneurials Challenge que otorga la organización internacional IWEC Foundation.
¿De dónde le proviene su pasión por el sector textil y la moda?
Nací entre telares, tableros y balas de algodón. Desde pequeña he estado vinculada a este universo. La empresa familiar la montó mi abuela, y en casa siempre hemos hablado de fábrica, más que de empresa. Mientras estudiaba la carrera, cuando tenía vacaciones o cuando había huelgas estudiantiles, iba a echar una mano a la fábrica.
Lo cierto es que estudié Ciencias Biológicas porque tuve un profesor que me deslumbró con la biología. Soy una persona curiosa y observadora; me gustan muchas áreas de conocimiento, y fui siendo esponja de mi padre, quien me dijo que si quería trabajar en la empresa familiar tenía que ser ingeniera textil. Hasta cumplir 40 años de edad estuve desarrollando tareas de asesoría, consultoría... Dos años más tarde, se jubilaba un subdirector de Basi-Group, probé de ponerme y hemos ido adelante.
¿Cómo fue su primer vínculo con la Fundación Pere Tarrés? ¿Qué la llevó a formar parte de su Patronato?
Mi vinculación con la Fundación Pere Tarrés viene a través de Enric Crous, lo conozco del Consejo de Administración de la Feria de Barcelona. Quise formar parte del Patronato de la Fundación Pere Tarrés porque pienso que es una entidad que, si no existiera, se tendría que crear. Siento admiración por los valores que la caracterizan, su misión y como ha sabido evolucionar, adaptándose en cada momento y a las circunstancias sociales: a lo largo de su historia ha ido ampliando áreas de actuación sin perder el foco de su identidad. El trabajo, en cada momento, puede ser cambiante, pero lo más importante continúa siendo lo mismo de siempre: las personas.
A lo largo de su trayectoria, usted ha estado comprometida con organizaciones e iniciativas sociales, de entre las cuales destaca la consolidación de la mujer en el mundo empresarial. ¿Qué valoración hace del hecho que la Fundación Pere Tarrés esté presidida por un liderazgo femenino?
Siempre digo que a lo largo de mi trayectoria he sido mujer-cuota útil, con el propósito de hacer bien la tarea. Y es cierto que he sido primera mujer en algunos entornos. Es importante que cargos como el que ahora ocupo sean rotativos, porque nuestro rol es ayudar, especialmente en lo que podemos aportar: redes de relación. Ni siempre hombres, ni siempre mujeres; veo virtud en la diversidad. Pienso que lo tiene que hacer la persona a quien le apetezca: lo que importará, finalmente, será el talante de la persona. Pienso que cada cual tiene que aportar horas al nivel en que pueda ser más útil para el bien común. También es verdad que las mujeres actuamos diferente a los hombres, porque hemos vivido muchos exámenes en nuestra vida, y nos hace falta comprensión. A menudo nos exigimos demasiado, como mujeres, cuando, realmente, ser natural genera confianza y empatía. Lo más importante, al final, es que la honestidad vaya por delante.
¿Cómo aborda esta nueva etapa? ¿Qué retos se presentan por delante? ¿Qué le gustaría lograr?
Abordo esta etapa con mucho entusiasmo y ganas, con la ventaja que hace años que formo parte del Patronato y todo el mundo me lo pone fácil. Es un placer, así. Habrá que asumir las dificultades que se vayan presentando, pero estoy tranquila. La Fundación, estructuralmente, está muy bien fundamentada; es segura. Tenemos la suerte de contar con un director con una visión muy clara y a largo plazo, rodeado de un gran equipo.
Personalmente, estoy muy contenta que se hayan abierto acciones en el campo de la atención a la gente mayor, por ejemplo. Al final, se trata de crear una sinergia entre valores, trabajo y rentabilidad económica. La Fundación está bien gestionada. Es relevante ir previendo qué necesidades sociales hay en cada momento, ver hacia dónde va la sociedad y adaptarnos como Fundación. Podemos aportar valor añadido y nuestros conocimientos al servicio de la transformación social. El área de consultoría acompaña otras entidades; me gusta que compartamos el conocimiento y la experiencia de tantos años de camino.
Como presidenta del Patronato de la Fundación Pere Tarrés, ¿cuál considera que es la principal contribución de la entidad a la sociedad?
Tan importante es qué hace la entidad, como la manera como lo hace. Hay un talante que caracteriza la Fundación Pere Tarrés. Somos austeros y a la vez entrañables, profundos y con alma.
¿Qué diría a todas aquellas personas que trabajan o forman parte del tejido voluntario que acompaña niños, niñas, adolescentes y jóvenes?
Que trabajen con ilusión, honestidad, con sentido del humor y con ganas de jugar, buscando el tratamiento individual y el trato personalizado. En definitiva, se trata de ser humanos.