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Los esplais MCECC de la Fundación Pere Tarrés suben al Templo del Sagrado Corazón del Tibidabo para trabajar la espiritualidad

Los esplais MCECC de la Fundación Pere Tarrés suben al Templo del Sagrado Corazón del Tibidabo para trabajar la espiritualidad

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Álbum de fotos de la jornada

03.03.25

Cómo trabajar la espiritualidad y la fe con los niños, niñas y jóvenes de los centros de esplai es el propósito que reunió el pasado viernes a una cincuentena de monitores y monitoras del Movimiento de Centros de Esplai Cristianos Catalanes de la Fundación Pere Tarrés en el Templo del Sagrado Corazón del Tibidabo de Barcelona. En este entorno, distanciado del centro de la ciudad, los participantes, que provienen de varios centros de esplai de Cataluña y las Islas Baleares, han reflexionado.

Una cincuentena de monitores y monitoras, responsables y animadores y animadoras de la fe de los centros de esplai de la Fundación Pere Tarrés asistieron a un encuentro que facilitó poner en común necesidades, retos, dificultades y recursos a la hora de trabajar la fe en las actividades de ocio educativo. Bajo el lema Itinerarios de esperanza, subieron al templo del Tibidabo para realizar diferentes dinámicas que vinculan, a través de la reflexión, los conceptos a trabajar con cada una de las atracciones del parque, que pese a estar cerrado por fuera de temporada, dibujó un entorno mágico para el encuentro.

Entre los temas que se reflexionaron, destaca la realidad virtual, que la organización del encuentro vincula al tren llamado Tibidabo Express. Para aproximar la tecnología al trabajo de la espiritualidad, los participantes disfrutaron de un juego de rol en el que interpretaron situaciones concretas y posteriormente reflexionaron cómo se habían sentido. El objetivo que hay detrás de esta actividad es capacitar para ver una situación desde otra perspectiva que no sería, inicialmente, la suya propia; entrenando así los puntos de vista diversos.

Un elemento que también permitió trabajar diversas perspectivas a través del pensamiento es la noria del Tibidado, llamada Giradabo. Con esta metáfora, los monitores aprendieron a tener una mirada contemplativa, cogiendo perspectiva desde diversas posiciones, sin olvidar el eje central de cada uno, aquél que nos hace ser quienes somos.

Durante la novena edición de la Noche de los Animadores y Animadoras de la Fe, los jóvenes trabajaron también sus emociones, como el miedo, la angustia y la sensación de fracaso. Lo hicieron con dinámicas como la actividad Montaña rusa: ¿Dudas? ¡Vas por buen camino!, que ejemplifica cómo la fe a menudo no es un proceso lineal, sino que tiene momentos fluctuantes de mayor y menor intensidad, y que dudar puede reforzar la creencia en Dios. La propuesta El tren de la bruja: construimos amuletos contra el miedo, a su vez, abordó a través del juego dobble cuáles son los miedos habituales de los jóvenes y de qué estrategias disponemos para hacerle frente.

Conocer formas diversas de vivir las religiones fue otro de los objetivos detrás de esta experiencia.

Durante la jornada, los asistentes visitaron también el Templo del Sagrado Corazón, donde además de realizar todas estas reflexiones, llevaron a cabo una oración de cierre del encuentro dentro de la basílica.