09.10.24
Ya a raíz de la pandemia se habló mucho del deterioro de la salud mental infantil y juvenil, y para los educadores y educadoras de la red de centros socioeducativos de la Fundación Pere Tarrés, desde el 2020 esta circunstancia no ha hecho más que empeorar, y este aumento no ha supuesto un incremento proporcional de los recursos destinados a ese ámbito. Lo infiere un informe que presenta hoy la Fundación Pere Tarrés y que analiza la salud mental de los niños y jóvenes que participan en los centros socioeducativos de la Fundación. La conclusión del estudio es clara: la vulnerabilidad socioeconómica es un claro desencadenante de problemas de salud mental.
El informe se basa en una combinación de estudio cuantitativo y entrevistas cualitativas y grupos focales con los equipos de los centros. Según el análisis, un 14,1% de los niños que la Fundación acompaña en sus centros socioeducativos tienen un diagnóstico oficial en algún trastorno de salud mental o de aprendizaje, un dato que casi dobla la prevalencia de estos problemas entre la población de Cataluña de hasta 14 años de clase social más desfavorecida (7,9%) y que es 10 puntos superior a lo que encontramos entre la población más favorecida (3,7%), según datos de la Encuesta de Salud de Catalunya 2023. Entre los desórdenes detectados, existe un predominio de trastornos de aprendizaje como el Trastorno del Espectro Autista (TEA) o el Trastorno de Déficit de Atención e Hiperactividad (TDH) y de problemas de salud mental como trastornos de conducta, de ansiedad, Trastornos de Conducta Alimentaria (TCA) o esquizofrenia.
Los educadores intuyen que el porcentaje podría ser mayor
Más allá de los datos cuantitativos, las valoraciones subjetivas de los equipos educativos de los centros socioeducativos estiman que este porcentaje podría ser, en realidad, mayor. Los educadores y educadoras apuntan a que circunstancias como el estigma asociado todavía a los problemas de salud mental, así como la dificultad de acceso a los servicios sanitarios que tienen muchas familias en riesgo de exclusión, podrían implicar una infradiagnosticación de los casos. Así, los equipos de los centros creen que, entre los niños y niñas no diagnosticados, alrededor de un 15%, presentan características que podrían ser compatibles con algún trastorno mental, y que, por lo tanto, deberían realizar evaluaciones psicológicas por parte de los profesionales correspondientes, para confirmar esta hipótesis. Hay que tener en cuenta que esta apreciación se efectúa desde las percepciones subjetivas de los y las profesionales del centro obtenidas a través de la observación y experiencia profesional y que no están fundamentadas en ningún diagnóstico formal.
El informe establece también una relación muy directa entre los trastornos de aprendizaje y los de salud mental. Los niños y niñas que presentan dificultades académicas suelen experimentar también problemas de salud mental, y al mismo tiempo, los desórdenes de salud mental pueden afectar negativamente al rendimiento escolar. También se ha observado que los trastornos de salud mental aparecen en edades cada vez más tempranas, circunstancia que los educadores encuestados relacionan con el contexto socioeconómico del niño/niña y su situación de vulnerabilidad. De hecho, casi el 60% de los que presentan un diagnóstico tienen entre 3 y 11 años. Los niños y niñas más jóvenes muestran una alta incidencia de problemas como la ansiedad, la soledad y, en algunos casos, también trastornos alimenticios.
Lo que queda claro a lo largo de todo el estudio es cómo la combinación de las situaciones de vulnerabilidad que experimentan las familias analizadas se convierte en un factor desencadenante y multiplicador. Así, ejes de vulnerabilidad como la pobreza, la inseguridad alimentaria y de vivienda, la desestructuración familiar, la violencia machista, la trayectoria migrante o la falta de acceso a servicios de salud adecuados exacerban el riesgo de desarrollar problemas de salud mental.
Incorporar psicólogos para fortalecer la detección precoz
Ante esta situación, el informe plantea algunas propuestas de actuación para fortalecer la detección precoz de los problemas de salud mental, como por ejemplo aumentar la formación de los profesionales o incorporar psicólogos especializados en todos los centros socioeducativos. También propone medidas como implementar programas de sensibilización que aborden el estigma que todavía se asocia con la salud mental, priorizar las intervenciones en la primera infancia (ante la evidencia de que los niños más jóvenes son cada vez más vulnerables a los problemas de salud mental) y dar una respuesta integral y coordinada entre los diferentes agentes sociales, educativos y sanitarios.
Para contribuir a solucionar esta grave situación hoy iniciamos una nueva campaña solidaria, “Actúa por la salud mental”. Los recursos recaudados nos permitirán dotar de herramientas a los centros socioeducativos para hacer posible una rápida detección y tratamiento de estas patologías de salud mental, con el objetivo de mejorar su pronóstico. Encontraréis toda la información sobre cómo colaborar en la web https://www.peretarres.org/actuaperlasalutmental.