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23.03.22

Jordan Pinel, experto en movimientos migratorios, impartió una conferencia en la International Social Week sobre migración internacional a los alumnos de la Facultad de Educación Social y Trabajo Social Pere Tarrés-Universidad Ramon Llull. 

Hace unas semanas impartió una conferencia en el marco de la International Social Week sobre inmigración a los alumnos de la Facultad de Educación Social y Trabajo Social Pere Tarrés-URL. ¿Cómo se puede abordar este fenómeno desde la educación social y el trabajo social?

Mi conferencia tenía dos objetivos principales. El primero es obtener una visión general de la migración actual en Europa. El segundo es dar algunas claves de comprensión para superar algunos estereotipos sobre la migración.

El propósito de hablar de la migración internacional frente a los futuros trabajadores y trabajadoras sociales es darles herramientas para reflexionar sobre su futuro trabajo en relación con los movimientos migratorios y las personas migrantes porque todos los trabajadores/as o educadores/as sociales tendrán que trabajar en un momento u otro con un público migrante que a veces tiene necesidades específicas.

El informe sobre las migraciones 2022 de la OIM refleja que la movilidad mundial ha descendido debido a las restricciones por la pandemia. Ahora que parece que la pandemia está llegando a su fin, ¿Cómo va a afectar a los movimientos migratorios?

Los desplazamientos no se detuvieron a causa de la pandemia. Se redujeron, pero siempre estuvieron ahí: en Grecia, por ejemplo, muchos migrantes llegaron en condiciones terribles durante el primer confinamiento. Hoy, todo indica que los movimientos migratorios no se detendrán. La crisis de Ucrania, por ejemplo, producirá nuevos flujos.

Sin embargo, lo que es importante recordar es que la mayor parte de la migración de refugiados no tiene lugar en Europa o América del Norte, sino en los países del Sur. Por ejemplo, sólo uno de cada cinco refugiados es acogido en Europa, los demás son acogidos en Oriente Medio. Lo mismo ocurre con muchos refugiados que van a su país vecino.

A pesar que en el último año la movilidad mundial ha descendido, la tendencia es creciente a lo largo de la historia de la humanidad. En un mundo cada vez más globalizado, ¿es importante fomentar la educación inclusiva de migrantes y refugiados en las escuelas?

Sí, la educación es una parte esencial en cualquier sociedad. Tenemos que establecer un modelo inclusivo, simplemente porque la educación es un activo para todos, pero también porque la presencia de estos migrantes es un activo para nosotros.

Asimismo, el informe también pone de manifiesto que los desplazamientos internos a causa de desastres, conflictos y violencia ha aumentado en el último año. En medio de una guerra entre Rusia y Ucrania, ¿cómo puede afectar esta a los movimientos migratorios y de refugiados a escala mundial?

Actualmente hay casi 6,5 millones de refugiados ucranianos que han abandonado su país. Evidentemente, es un número muy elevado, pero los países europeos se están movilizando ampliamente para acogerlos y esto es realmente muy bueno. Sin embargo, hay que recordar que los demás refugiados del Sur siguen esperando para ser acogidos... Y esta acogida no es deseada políticamente. Así que vemos una doble moral por lo que respecta a la acogida de los refugiados migrantes: los ucranianos, los europeos y las personas de fe cristiana son acogidos de forma bastante positiva. En cambio, la acogida de refugiados sirios o afganos es menos deseada. Prueba de ello son los discursos políticos de los dirigentes europeos sobre estos refugiados.

En este sentido, ¿es ahora un buen momento para buscar nuevas vías de cooperación que faciliten la integración de los migrantes y refugiados en los países de acogida?

Sí, en cierto modo se puede decir... todos los países de la Unión Europea han acordado dar una amplia bienvenida a los ucranianos y ayudarlos... Pero de nuevo, vemos este doble rasero y la situación sigue siendo alarmante para muchos migrantes de todo el mundo que viven en condiciones atroces, o mueren en el Mediterráneo por culpa de las políticas migratorias de la Unión Europea.