17.05.23
La Fundación Pere Tarrés ha celebrado en Tarragona una conferencia dirigida a la comunidad educativa sobre el “Suicidio juvenil, cómo se llega y qué podemos hacer” a cargo del psicólogo clínico y especialista en suicidio adolescente del Hospital Sant Joan de Deu , Francisco Villar. En el acto también han participado el director de la Fundación Pere Tarrés, Josep Oriol Pujol y la directora de la delegación de la Fundación Pere Tarrés en Tarragona, Montse Vall.
Francisco Villar, autor del libro "Morir antes del suicidio", ha recordado ante varios maestros, profesores y educadores que el "suicidio juvenil se puede prevenir" si toda la sociedad "desde familias, escuela, educadores, psicólogos y otros expertos trabajan de forma conjunta y coordinada”. Villar ha enfatizado el papel primordial de las escuelas como primeros detectores de cualquier señal de alerta que pueda hacer sospechar que aquel joven o adolescente "sufre un gran dolor". Además, -ha añadido Villar- que "las escuelas sois parte del plan de seguridad" ya que "pueden dar de recursos a los chicos y chicas para resolver los conflictos del día a día" y esto es "el principal factor protector contra el suicidio ”.
Una de estas señales de alerta son las autolesiones. Según Villar este tipo de lesiones son un reflejo que "el adolescente traduce los problemas del alma en la piel y haciéndose daño físico hace callar momentáneamente su malestar emocional". Con esta gestión de su sufrimiento, el joven elimina cualquier posibilidad de encontrar las herramientas emocionales adecuadas para resolver su problema” y esto hace que el riesgo de suicidio “esté mucho más cerca”.
En este sentido, Villar ha recordado que "un joven que se quiere suicidar no lo improvisa" y que se lo ha estado planteando como mínimo "entre un año y seis meses antes". El experto ha alertado de que antes no se comete la tentativa de suicidio, el joven pasa hasta 4 fases: La primera de un sentimiento de "dolor profundo"; la segunda de “desesperanza por no ver ninguna salida a este dolor”, la tercera de “falta de vinculación con el otro” y la cuarta por “tener acceso al suicidio y no tener miedo”.
Necesidad de vinculación y asociacionismo
Villar ha insistido mucho en la necesidad de los adolescentes y jóvenes de "crear vínculos, sentirse acompañados y tener sentido de pertenencia" y ha hecho énfasis en la importancia del tejido asociativo y en la educación en el ocio para crear esta vinculación afectiva. En este sentido, el psicólogo se ha mostrado, una vez más, muy crítico con las pantallas y el uso de las nuevas tecnologías y ha dicho que “hay que legislar el acceso de las nuevas tecnologías entre los jóvenes para que ningún adolescente menor de 16 años debería tener ni móvil ni redes sociales”.
Según Villar, la exposición a las redes y pantallas provoca la "desensibilización en los jóvenes" y les quita tiempo "para aprender y desarrollarse". El psicólogo ha sido contundente al afirmar que "el acceso de los jóvenes a las pantallas incrementa el riesgo de suicidio".
Según datos de la Generalidad de Cataluña, el suicidio es la segunda causa de muerte en jóvenes de entre 15 y 29 años en Cataluña. Además, la Organización Mundial de la Salud estima que aproximadamente 800.000 personas mueren cada año a causa del suicidio, una muerte, cada 4 segundos y por cada persona que se suicida, hay otras 20 que lo intentan. La conducta suicida tiene un gran impacto en las familias y comunidades. Se estima que cada suicidio afecta a 135 personas.