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“En los cursos residenciales es respira esplai durante 24 horas” Carlos Muñoz

“En los cursos residenciales es respira esplai durante 24 horas” Carlos Muñoz

21.09.18

Un total de 214 jóvenes del MCECC de la Fundación Pere Tarrés cursaron a finales de agosto los cursos residenciales de monitores/as y directores/as de tiempo libre en la casa de colonias de La Ruca (Barcelona) y en el albergue La Sala (Berguedà). Los cursos se convierten en un espacio de convivencia y formación vivencial intensiva que permiten que alumnos y profesores compartan experiencias y reflexiones alrededor del tiempo libre educativo.

Para la Fundación Pere Tarrés, contar con monitores y directores formados es fundamental dado que desarrollan una tarea de mucha responsabilidad. Para estar muy cercanos a los niños y adolescentes, por la relación de afecto y respeto que se genera, por la intensidad con que se viven las experiencias en verano, los monitores y directores de tiempo libre son agentes transformadores de nuestra sociedad y del nuestro país. Carlos Muñoz, coordinador académico de los cursos de tiempo libre educativo de Fundación, nos cuenta esta experiencia de aprendizaje.

¿Cómo definirías los cursos residenciales?
Es una formación que se respira "esplai durante 24h". Son diez días de formación intensiva en formato de mañana, tarde y noche para monitoras y monitores de los centros de esplai del MCECC. Es una formación donde jóvenes de 18 a 30 años conviven y comparten espacios de trabajo y aprendizaje que acaban posibilitando el compartir recursos y maneras de hacer.

¿Cuál es la metodología de enseñanza de los cursos residenciales?
Trabajamos con una metodología basada en el dinamismo, buscamos hacer clases participativas. Hay que tener en cuenta que los alumnos son monitores en activo y con mucha experiencia en el tiempo libre, este hecho supone poder construir el aprendizaje a partir de vivencias propias.

Además, el eje metodológico principal es el PRE, Preparación, Realización y Evaluación de acciones educativas concretas, que estos llevarán a cabo en las actividades de esplai semanal o de verano. Cabe destacar que lo más importante es que entendemos la educación en valores, desde una perspectiva totalmente transversal.

¿Cuál es el rasgo diferencial de los cursos residenciales?
Esta tipología de formación hace que los alumnos vuelvan a vivir esa experiencia de colonias de cuando eres un niño. Y por lo tanto los docentes aprovechamos este recurso como una metodología basada en lo cotidiano y las actividades extra curriculares para potenciar aprendizajes de manera mucho más vivencial.

Por ejemplo, el equipo docente prepara un centro de interés o eje de animación, para dar herramientas y recursos, que contemplan el desarrollo de las diferentes inteligencias múltiples, fuera de la parte lectiva.

¿Qué valor añadido aportan los cursos residenciales?
Por supuesto la convivencia. Convivir en una casa de colonias docentes y alumnos posibilita la creación de sinergias educativas que van más allá de las propias sesiones.
A mí siempre me gusta explicar a los alumnos que nosotros podemos explicar muchas cosas, pero que el aprendizaje real que ellos se lleven será en un 60% de sus compañeros, y se llevará a cabo en el aula, pero sobre todo se dará en los espacios de convivencia (comedor, servicios, tiempo libre, descanso entre clases, ...) cuando los alumnos intercambian sus experiencias entre ellos enriqueciendo su conocimiento de nuevas metodologías y recursos.

¿Qué aporta la convivencia?
Aporta la creación de vínculo, en estos cursos se encuentran jóvenes con gente diversa de todo el territorio catalán que comparten los mismos intereses, inquietudes y aficiones.
Al terminar el curso, siempre se habla de la burbuja, ya que la convivencia es tan intensa que crea una complejidad indescriptible entre ellos.

Esta burbuja da identidad a la pertenencia al Movimiento y hace que muchos de ellos no sólo continúen en su tarea voluntaria en los centros de esplai sino que se implican en otros espacios de participación como las comisiones o encuentros del movimiento o incluso asumen cargos de responsabilidades en el consejo directivo del MCECC.

¿Qué hay que saber para ser un buen monitor o director de tiempo libre?
Cada vez más la sociedad pone en valor la educación en el tiempo libre como parte fundamental del aprendizaje vivencial del niño y joven, pero a menudo se sigue viendo el tiempo libre educativo como un espacio donde sólo se juega, se dibuja o se canta.
La función principal de los cursos de tiempo libre educativo que impartimos desde la Fundación Pere Tarrés es plantear el tiempo libre como un tiempo de educación en valores y su transmisión. Evidentemente dedicamos una parte de la formación al aprendizaje de recursos como el juego, la expresión plástica, la música o la naturaleza. Pero dedicamos muchas más horas a conocer como plantear actividades con un enfoque educativo, a entender el contexto evolutivo de los niños, o valorar qué preocupaciones tienen los adolescentes y cómo usarlas para trabajar con ellos.

En una sociedad global y digital, es muy fácil obtener recursos para preparar actividades, por tanto, lo que necesita conocer un buen monitor o director es como aprovechar estos recursos para hacer crecer a los niños bajo un correcto desarrollo y la vez aportar sentido crítico.

¿Qué motiva a los jóvenes a hacer los cursos de monitores y directores de tiempo libre?
Todos hemos sido niños, muchos de nosotros hemos tenido algún adulto que nos ha marcado. En este caso el mundo del tiempo libre educativo lo vivo a diario, el niño ve en el monitor como un adulto que lo ama, lo comprende y lo acompaña en su crecimiento, esta vivencia muchas veces se traduce en querer ser como el monitor o monitora que tuviste. Por eso nos encontramos que la gran mayoría de monitores que están al esplai lo hacen para devolver lo que recibieron.

Y, por último, ¿qué consejo darías a los jóvenes monitores y directores de tiempo libre?
Debemos entender la importancia que tenemos ante nosotros, desde el voluntariado trabajamos en una educación en el tiempo libre que acompaña y guía el desarrollo de niños y jóvenes. Por lo tanto, tenemos la gran responsabilidad de ayudar a convertirse en personas con sentido crítico que contribuye a la construcción de una sociedad más justa, que sea más inclusiva y plural. I lo más importante, las monitoras y monitores de tiempo libre educativo no enseñamos a hacer, sino que enseñamos a través de lo que hacemos, por lo tanto, nuestras acciones serán el reflejo de este talante de nuestros niños y jóvenes.