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¿Cómo aplicar lo que se aprende en una formación en el puesto de trabajo?

¿Cómo aplicar lo que se aprende en una formación en el puesto de trabajo?

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05.04.22

Sólo el 30% de los aprendizajes adquiridos durante la formación se aplican al trabajo, según varios estudios recientes. En cambio, Sònia Fajardo, directora de Formación Profesional, Inserción Laboral y Académica de la Fundación Pere Tarrés, destaca que si durante todo el proceso formativo se emplean herramientas que mejoran la aplicabilidad de los conocimientos en los trabajos, esto incrementa un 186% rendimiento de las personas y organizaciones. 

Así, se desprende de un estudio de la consultoría de inserción laboral Wilson Learning, que incluyó 62 estudios vinculados a la aplicación de los conocimientos adquiridos durante la formación. De hecho, solo con que se implemente una única acción de lo que se aprende durante el curso en el ámbito laboral, ya se mejora un 20% el rendimiento. Ahora bien, cuando se integra de forma sistematizada en todas las fases (en la preparación del participante, en las actividades de diseño o en las actividades de alineación organizacional) es cuando se consigue este impacto de un 186% en la mejora del rendimiento individual y organizacional. 

Por eso, la Fundación Pere Tarrés ha ideado una metodología propia para detectar las barreras y los potenciales para aplicar los conocimientos adquiridos durante la formación en el trabajo. "La Fundación Pere Tarrés potencia una formación que genere cambios, es decir, una formación que sea capaz de que los aprendizajes que se alcanzan se puedan aplicar al puesto de trabajo y, también, genere impacto dentro de las entidades", expone Sònia Fajardo. 

Por su parte, la jefa Académica de la Fundación Pere Tarrés, Erika Tobalina, explica que con esta transferencia educativa de los conocimientos se persigue que las formaciones sean más eficientes. Por eso, puntualiza que este traspaso de conocimiento de las aulas al mundo laboral debe ser transversal en todo el proceso formativo. Por tanto, ésta comienza al inicio de la detección de las necesidades formativas. 

“Después, sobre esto, se hace el diseño de la acción formativa, siempre basada en objetivos e indicadores de impacto y se implementa con metodologías activas”, resalta Tobalina que añade que se debe realizar una evaluación constante de todo este proceso más allá de la formación. 

¿Cómo hacemos la evaluación? 

Con el fin de promover esta aplicación de los conocimientos en el trabajo, la Fundación Pere Tarrés ha generado dos instrumentos específicos. El primero es una rueda que mide y trabaja las expectativas previas a las formaciones, detalla Tobalina. Con esto, se identifica el grado de aplicabilidad de los aprendizajes en el trabajo. El segundo instrumento es una matriz que permite planificar las acciones que facilitarán la aplicación de estos nuevos aprendizajes. 

"Lo que es clave en todo el proceso de la transferencia es el seguimiento que se hace", remarca Tobalina. Por eso, precisa, en el caso de las formaciones estratégicas se realiza una sesión de coaching grupal tres meses después de que éstas hayan finalizado. 

 

Beneficios para el tercer sector 

Fajardo defiende que la formación estratégica podría conllevar beneficios al tercer sector, que está pasando momentos difíciles con la crisis socioeconómica que ha comportado la pandemia de la Covid-19. 

“Esta es nuestra propuesta, hacia dónde debemos ir y más en nuestro tercer sector social”, argumenta Fajardo, que concluye: “Por eso, la Fundación Pere Tarrés desde y con el tercer sector social nos ponemos a disposición para ayudar a las entidades en todo ese camino y reto formativo”. 

A lo largo de 2021, la Fundación Pere Tarrés realizó 1.100 cursos. Además, atendió a 49.200 personas desde el Servicio de Inserción Laboral, de los que 49.000 se formaron y otros 31.000 recibieron acciones de orientación laboral. Asimismo, se acompañó entre 75 y 80 entidades.