17.09.24
La Fundación Pere Tarrés ha organizado un viaje a la comunidad monástica cristiana de Taizé, en Francia, del 11 al 15 de septiembre. Jóvenes vinculados al Movimiento de Centros de Esplai Cristianos Catalanes (MCECC) de la Fundación Pere Tarrés y a la Facultad de Educación Social y Trabajo Social Pere Tarrés-URL han asistido a la propuesta, organizada desde el Ámbito de Pastoral e Identidad de la misma Fundación. El conjunto de monitores y monitoras de esplai y miembros de los equipos de las diferentes zonas y territorios diocesanos en los cuales se articula el MCECC (Girona, Barcelona, Terrassa, Tarragona, Tortosa y Lleida), así como alumnado y un docente de la Facultad, se han encontrado para vivir esta experiencia de espiritualidad y fe.
Durante la estancia en Taizé, los participantes han vivido tres plegarias diarias en las cuales han celebrado cánticos creados por la comunidad, acompañados de instrumentos musicales. Además, han hecho reflexiones bíblicas, debates y talleres en comunidad, con personas provenientes de todo el mundo. Entre los temas trabajados, destaca el avance en el sínodo (es decir, en los retos de futuro de la Iglesia como institución), así como la profundización en la interioridad de los jóvenes de hoy en día, la sostenibilidad climática, el papel de la mujer en la Iglesia, la compasión y las segundas oportunidades. Olga Sánchez, estudiante de 2º curso de Educación Social en la Facultad Pere Tarrés, destaca que “en Taizé puedes disfrutar de un ambiente muy diferente al que conocemos habitualmente. Es mágico”, comparte la alumna, quien ha visitado Taizé por primera vez. Complementa sus impresiones Sira Sadurní, exmonitora en el centro de esplai GEP Vilafranca, de Vilafranca del Penedès: “La estancia en Taizé es un conjunto de experiencias que aisladas podrían parecer ordinarias. El hecho de transcurrir una detrás de la otra en un marco temporal reducido es lo que hace de la estancia una vivencia mágica”.
Los participantes también han colaborado en los servicios de la comunidad, como por ejemplo en tareas de limpieza de los espacios comunes, una actividad que diariamente lo acompañan los voluntarios y voluntarias que residen en la comunidad monástica.
El viaje ha facilitado a los asistentes trabajar la vocación de servicio, la dimensión trascendente de la persona, la convivencia, el acompañamiento mutuo y la conexión con la naturaleza. Un ejemplo del hecho de compartir fue la posibilidad de establecer vínculos y red entre la comunidad de Taizé y miembros de la Fundación Pere Tarrés, compartiendo una charla y, además, una comida. “Para mí, Taizé ha sido un oasis de calma y fraternidad. Me llevo una áncora de como bajar revoluciones y vivir más contemplativamente”, explica Pau Camós, director del Grupo de Esplai Vidrerenc, de Vidreres, uno de los 200 centros federados al MCECC.
Taizé, una realidad ecuménica
La comunidad de Taizé se fundó el 1940 por el hermano suizo y protestante Roger Schütz con la voluntad de ser un entorno ecuménico, acogiendo personas de varias confesiones que asisten a un espacio de peregrinación cristiana: protestantes, católicos y ortodoxos.
A finales de 2023, la comunidad de Taizé cambió de prior, cargo que ahora ocupa el hermano Matthew, quien explica que la primera vez que estuvo en la Iglesia de Taizé, con 20 años, sintió como “nadie me decía cómo tenía que vivir la fe, ni que tenía que hacer. Había los elementos necesarios -la música, el canto, el silencio, la reflexión, la Biblia...- para poder entrar en la plegaria libremente, desde la aproximación personal de cada uno y una. Así es como procuramos que los jóvenes se sientan parte de Taizé, acompañados los unos de los otros, y a la vez como personas individuales ante Dios”.
Hace unos años que la Fundación Pere Tarrés viaja a Taizé con la voluntad de acercar la vivencia de la fe a los jóvenes que, dedicados a la educación en el tiempo libre y a la Educación Social y al Trabajo Social, son motor y agentes de transformación en las realidades de sus centros de esplai, socioeducativos y abiertos.