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"Para cambiar la sociedad y construir una cultura de paz, los educadores deben transmitir a los estudiantes la sed por el aprendizaje, por el conocimiento y por la crítica"

"Para cambiar la sociedad y construir una cultura de paz, los educadores deben transmitir a los estudiantes la sed por el aprendizaje, por el conocimiento y por la crítica"

25.10.19

La cultura de la paz es el tema central del monográfico del nuevo número de la revista Educación Social. Revista de Intervención Socioeducativa, la publicación que edita la Facultad de Educación Social y Trabajo Social Pere Tarrés - Universidad Ramon Llull. El número 74 de esta publicación se centra en la relación entre educación social y cultura de la paz y en cómo fomentar una cultura de la no violencia desde la acción socioeducativa, a partir de diversas reflexiones y experiencias, con el objetivo de promover una sociedad más igualitaria, altruista, libre y respetuosa.

Entrevistamos al coordinador del monográfico, el profesor de Antropología Social; Investigador del Instituto Universitario de la Paz y los Conflictos y Secretario del Doctorado de Ciencias Sociales de la Universidad de Granada, Francisco Jiménez Bautista.

¿Cómo podemos construir sociedades menos violentas y más respetuosas? ¿Por dónde empezamos?

Toda sociedad que quiere mejorar debe pensar en la educación. Sin educación no hay sociedad. Debemos ayudar a construir un sistema educativo basado en la premisa de que “Educar es aprender a criticar” constructivamente, ya que constituye un cambio en el proceso de enseñanza-aprendizaje. Cuando uno critica, cuestiona las reglas, las maneras de ser de los conceptos e ideas; está en búsqueda de contestaciones, respuestas y resultados para apaciguar la curiosidad intelectual. Al encender el deseo de criticar (cuestionar y aprender) en otros, ubica ese valor en oposición o conflicto con los valores y comportamientos que llevan a la violencia. Por lo cual, la educación que ayuda a desarrollar estudiantes pensantes y críticos estará ayudando a construir espacios de paz dónde el diálogo y el respeto constituyen una forma de ser, un ejemplo de vida.

¿Cuál es el papel de la educación social en el fomento de una cultura de paz y la no violencia?

La Educación social es clave para transformar la sociedad. Por ejemplo, deberíamos educar en una sociedad de la no violencia, no-violencia y noviolencia en la que se optara por hacer el bien cuando se pueda y no dañar a ningún ser vivo. Entender la paz como todo acto donde se opta por la no violencia, que aporta a la construcción de espacios de paz (paz negativa + paz positiva + paz neutra) y que compone una cultura de paz. A mi parecer, lo que sucede es que los profesionales de la Educación social desconocen cómo enseñar la “paz”, y como resultado, los alumnos/as no tienen las herramientas teóricas o de praxis para ejercer en la construcción de la paz. Es decir, esto implica poder vivir la paz pero también enseñar y practicar las estrategias socioeducativas de la Educación social, desde la paz. Es una oportunidad perdida si no se hace. La Educación social debe integrar los fundamentos teóricos y prácticos de la paz en su quehacer, tanto en la formación de futuros educadores sociales como en el perfeccionamiento de los actuales.

¿Hasta qué punto el egoísmo, la competitividad y el materialismo imperantes en el sistema capitalista actual nos impiden evolucionar hacia una verdadera cultura de paz?

El capitalismo es eso, egoísmo, competitividad, insolidaridad… La ley de la selva, sálvese quien pueda. Debemos buscar la mejor forma de construir una sociedad de contravalores al capitalismo, de solidaridad, tolerancia, cooperación, trabajar juntos, sentido de unidad, etc., y esto nos lo da una educación neutral que ayuda a comprender la importancia de trabajar para vivir, hacia la felicidad, para ayudar a cualquier ser humano que necesite de nuestra ayuda. Cuando comencemos a realizar estos cambios, este cambio de paradigma -con cuidado para no quedarnos desprotegidos- podemos pensar en una sociedad más justa, dónde la cultura de paz construida en estos valores será posible. Creo que también es importante apoyar los sueños de la juventud. Los jóvenes son los que nos posibilitan poder pensar “fuera de la caja”, criticar, cuestionar y retar lo preestablecido para repensar las formas en que la sociedad neutralice el neoliberalismo ciego que nos aqueja y pueda florecer la solidaridad, la compasión y la justicia.

¿Cómo actuar desde la educación social para pacificar un conflicto social, territorial o político? ¿Cuáles son las claves?

Lo primero es reconocer que los conflictos no son ni buenos ni malos, son neutrales. Por nuestra naturaleza, funcionamos en base a intereses, percepciones, valores y necesidades básicas y vamos por el mundo gestionando nuestras vidas para satisfacer estos elementos. Es inevitable que habrá conflicto, entre individuos y colectivos. Por lo que debemos poder vivir y aceptarlo como natural. Lo que no es natural es la violencia. Pero debemos, como primer paso, introducir en la escuela una asignatura que podría llamarse “Gestión de conflictos”. La escuela debe enseñar a los niños y jóvenes a resolver, gestionar, transformar o neutralizar los conflictos. Es una de sus obligaciones: preparar a los alumnos para la vida (que estará llena de conflictos). Desde la escuela podemos pensar creativamente en gestionar conflictos para que ambos individuos o colectivos ganen, para que estos conflictos se resuelvan con dignidad hacia el otro y a fin de cuentas, con humanidad.

¿Qué rol puede tener una revista como Educación Social en la promoción de una cultura por la tolerancia y la no violencia?

Una revista para los profesionales de la Educación Social, desde mi perspectiva, debe invitar a la lectura, motivar a ser un profesional competente y generar un sentido de pertenencia al adherirse a un gremio potente y con potencial para cambios en la sociedad. Sin embargo, es una tarea de gran talla, especialmente hoy en día cuando pocos leen. Observo en mis clases la falta de interés de los estudiantes en la lectura. También observo esta misma falta de interés en la lectura por parte de profesores y educadores. Y eso se trasmite a los estudiantes. Difícilmente podemos suscitar un pensamiento crítico en los estudiantes cuando los profesores no se motivan para motivar a aprender a los alumnos. Si los profesores y educadores leen y les comunican a los estudiantes esa sed por el aprendizaje, por el conocimiento y la crítica, entonces sí que podemos cambiar la sociedad y por tanto construir una cultura de paz.

 Necesitamos la divulgación del conocimiento, de la creatividad, poder mirar los problemas con otra óptica, para evitar la repetición y los refritos de ideas y conceptos. Los profesionales de la educación deben estar actualizados, para tener constancia del rumbo que lleva la educación, de los aciertos y desaciertos para la sociedad. Creo que Medicina es un buen ejemplo de una profesión que requiere que sus profesionales se mantengan al día. Sin embargo, en educación, existen educadores que piensan que no necesitan un perfeccionamiento después de estar en un centro o escuela. Se entiende que con lo que esta persona sabe, ya puede jubilarse. Todos conocen a algún compañero/a que está pendiente de la jubilación. Lo que no saben es que el tiempo para dejar su huella en la profesión pasa rápido, por lo que debemos ser honestos y competentes: dar el máximo a la profesión (de la educación social) mientras podamos aportar. Ser competentes, leer, estudiar, ser buenos profesionales y compañeros de trabajo, todos ellos son elementos de la paz. ¿Por qué? Porque debemos continuar formándonos en la profesión que hemos escogido para ser competentes. El aprendizaje es de por vida y es nuestra aportación a la paz de nuestra sociedad. Esa aportación, genuina y solidaria, nos hace pacíficos. Nos mantiene en una búsqueda permanente de cómo llevar y vivir la paz a través de nuestra profesión. La paz se vive y se aprende y se espera que en la escuela lo vayamos aprendiendo, no importa la edad que tengamos.