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Can Putades: "En el esplai se hace un trabajo esencial, más allá del colegio"

Can Putades: "En el esplai se hace un trabajo esencial, más allá del colegio"

07.06.24

Joana, Núria y Ona son tres amigas de la Garrotxa que viven juntas en un piso en Barcelona. Hace tres años y medio crearon el perfil de Can Putades (@canputades) para colgar videos de su día a día y compartir las anécdotas que les pasan. Sus contenidos también defienden los orígenes, las tradiciones, la vida en el pueblo y la lengua catalana. Lo hacen en clave de humor y con el estilo próximo y auténtico que las caracteriza.

Lo que nació como una idea para combatir el aburrimiento de la pandemia se ha convertido en un proyecto que no para de crecer y ya acumula más de 83.000 seguidores en Instagram y 65.000 en TikTok. Además, desde hace unos meses presentan el pódcast No cardis de 3Cat y colaboran en El Nacional.

Las entrevistamos en su piso para hablar, entre otras cuestiones, sobre la creación de contenidos en las redes sociales, el uso de las pantallas, la situación del catalán, las tradiciones de la Garrotxa y su vínculo con el mundo del ocio educativo.

Brevemente, vivir en Can Putadas es...

Joana (J.): Intensidad y locura.

Nuria (N.): Muchos sentimientos.

Ola (O.): Casa.

¿Cómo es eso de ser amigas, trabajar y vivir juntas?

N.: A veces es complicado, porque se acaba juntando todo: la amistad, la convivencia y trabajar juntas. Ahora que tenemos más trabajo hemos tenido que gestionarlo y marcarnos unos horarios.

O.: Cada vez lo hacemos mejor y vamos encontrando nuestros métodos. Ahora, si tenemos alguna idea para un video mientras cocinamos, por ejemplo, la dejamos escrita en un papel y la hablamos más adelante.

¿Se puede vivir de la creación de contenidos en catalán?

O.: Te tienen que ir muy bien las cosas como para dedicarte solo a esto y vivir de manera autosuficiente tú sola.

J.: Siendo tres es más complicado que ser una persona, porque toca más a repartir, pero yo creo que el paradigma está cambiando y en un futuro las redes y los creadores de contenidos irán a más.

N.: Es mucho trabajo al principio; nosotras estuvimos dos años y medio creando contenidos sin recibir nada, pero con esfuerzo y constancia yo pienso que sí que se puede vivir de esto.

¿Cuál es la clave del éxito en las redes?

N.: La constancia y decir cosas interesantes. También, encontrar una comunidad a quien le gustes y saber interactuar con ella. Al final también hay un punto de suerte que tienes que saber aprovechar.

J.: Poner pasión y ganas es bastante clave. Si haces algo que te gusta, lo transmites a la gente.

O.: Yo creo que también gusta que nuestro contenido tenga un trasfondo, que lo puedan comentar y genere debate.

N.: ¡Exacto! Actualmente, es importante ser real. La gente no consume contenidos que no se cree.

O.: Nos gusta decir que no somos Teletubbies, en el sentido que no queremos hacer ver que nuestra vida siempre es genial y maravillosa. Somos gente normal y nos pasan cosas normales.

¿Os consideráis referentes?

N.: No considero que seamos un referente, pero sí que tenemos mucha responsabilidad y tenemos que cuidar mucho qué decimos y cómo lo decimos.

O.: No queremos ser referentes. Nosotras no hacemos discursos para convencer nadie, simplemente expresamos nuestra opinión.

J.: Yo, en cambio, sí que pienso que somos referentes en el sentido que, antes de que estuviéramos nosotras, tampoco había mucha gente que se dedicara a nuestra actividad. Igual que ahora las niñas ven chicas futbolistas y se pueden plantear serlo, también más personas se pueden plantear hacer contenidos en catalán.

O.: Es decir, podríamos decir que somos referentes por lo que hacemos, no tanto por lo que somos.

Uno de los temas que tratáis a vuestros videos son las expresiones en catalán, y más concretamente, de la Garrotxa.

J.: Cuando vinimos a vivir a Barcelona nos sorprendió que la gente no hablara catalán y sentimos la necesidad de defender nuestra lengua, y todavía más con los datos que indican que el catalán se está perdiendo entre los jóvenes. Nosotras encantadas que haya gente por la calle que, a pesar de que de entrada no dirías que habla catalán, te pare y te diga que usa una expresión que hemos dado a conocer en nuestros videos.

Las tres estáis o habéis estado vinculadas a entidades de ocio educativo. ¿Cómo ha sido vuestra experiencia?

N.: Como niña, tengo buenos recuerdos del casal de verano de Riu de Olot, y de ayudante de monitora en las brigadas, que es un tipo de servicio comunitario que haces en tu pueblo.

O.: Yo fui al Centro Excursionista de Olot y al Centro de Esplai San Vicenç de Besalú, con Joana. Siempre nos ha gustado marchar de casa, dormir fuera, estar con gente, hacer actividades... Además, a las tres nos encanta jugar, y seguramente esto nos viene del esplai.

¿Qué aporta la educación en el tiempo libre y que os ha sumado a vosotras, concretamente?

J.: Me parece esencial poder escapar y aprender de la naturaleza. Como monitoras de tiempo libre que hemos sido, pienso que en este entorno se hace un trabajo educativo muy importante: enseñar a jugar, saber ganar y también perder, ganar autonomía, aprender a comunicarte... Tanto como monitora, como participante, se aprende muchísimo: los niños aprenden de los monitores, y los monitores aprenden de los niños y niñas.

O.: Exacto, aprender de todos y todas y entre todos y todas, también la gestión de las emociones... En el esplai se hace un trabajo muy importante que no se puede hacer en la escuela. Creo que se nota mucho cuando has ido, por la manera que tienes de relacionarte y las habilidades sociales que se adquieren ahí. Para mí, todas las experiencias vinculadas al ocio educativo han sido muy gratificantes.

N.: Además, las dinámicas que se hacen son muy positivas para el desarrollo de los niños y jóvenes. A mí me fue muy bien cuando era pequeña, porque era muy vergonzosa.

¿Habéis trabajado nunca, como monitoras, con infancia en situación de vulnerabilidad?

J.: En las colonias que íbamos nosotras siempre venían unos 10 niños becados, que tenían situaciones difíciles económicamente, en su casa. Y para ellos, veías que el impacto del ocio educativo era todavía más potente. Para ellos es espectacular ir una semana de colonias y vivir una realidad completamente diferente, por desgracia, de la que viven ellos habitualmente. Pienso que, en este sentido, la educación en el tiempo libre aporta un valor añadido todavía mayor.

O.: Es duro de vivir.

J.: Especialmente cuando te despides de ellos, cuando se acaban las colonias.

N.: Haber hecho colonias, esplai..., aporta tanto a nivel personal, como saber relacionarte, saber hacer cohesión de grupo, encontrar un equipo de personas, y lo que a menudo es más necesario: sentir que formas parte de algún lugar.

O.: Cuestiones como aprender a dormir solo -o con otros niños y niñas-, ducharte, poner la mesa... son acciones cotidianas que si los niños las empiezan a asumir desarrollan su autonomía.

¿Qué pensáis del uso actual de pantallas en niños y jóvenes? ¿Es preocupante?

N.: Hay que entender que el mundo de hoy en día no es el mismo como era el mundo cuando nosotras nacimos. Vivimos en la era de la tecnología, y no se puede hacer ver que no existe. Los niños no pueden crecer sin saber qué es una pantalla y todo el que esto supone. Se tiene que dosificar el uso y se tienen que aprender a gestionar de manera correcta: no puede ser que un niño tenga Instagram o YouTube y pueda acceder a todo aquello que quiera.

O.: El problema no es la pantalla, sino el uso que se hace. Tiene que haber control y enseñar a los niños que jugar a juegos de mesa también es divertido, por ejemplo.

J.: Los adultos tenemos que enseñar a los niños a autogestionarse el tiempo para que no se enganchen, sí.

¿Cómo le explicáis a la gente vuestro trabajo?

J.: A nosotras nos gusta decir que somos creadoras de contenido o que trabajamos en redes, pero nunca diremos que somos influencers. Es una palabra que la gente le ha dado unas connotaciones tan negativas...

O.: Y con razón, porque al final en las redes no hay ningún tipo de filtro y todo el mundo puede decir aquello que quiere sin conciencia. Hay gente que influencia de manera negativa.

Ahora, de hecho, ya no solo estáis en redes. Desde hace unos meses publicáis el pódcast No cardis en 3Cat y haceís de reporteras en El Nacional. ¿Os ha ido bien diversificar el trabajo?

N.: Nos ha ido muy bien para salir de nuestra zona de confort. Al principio, cuando íbamos a cubrir un acto, estábamos tan nerviosas que ni nos hablábamos entre nosotras, pero ahora ya hemos aprendido a perder la vergüenza y a hablar en público. Es verdad que lo disfrutamos mucho.

O.: Joana especialmente, porque ha estudiado periodismo, pero yo no me hubiera imaginado nunca hacer de reportera. Nos ha ido bien que nuestro trabajo ya no sea solo crear contenidos en redes y aprender otras cosas, como hacer guiones o dedicarnos a la producción.

J.: En definitiva, la gente te toma más seriamente si dices que eres periodista, que si dices que eres tiktoker.

¿Qué aprendizajes os lleváis de estos tres años y medio de Can Putades?

O.: Muchísimos. Amistad, trabajo en equipo, conocernos mucho y crecer juntas.

J.: Hemos aprendido que lo más importante para que un proyecto salga adelante es no perder la fe y poner ilusión y ganas en aquello que haces. Al final, esto es lo que nos ha funcionado a nosotras: en ningún momento hemos dejado de creer. Siempre hemos visto Can Putades como una opción de futuro, muchas veces sin tener la seguridad que saldría bien.

N.: Yo también diría que he aprendido a vivir el presente. A mí, en segundo de carrera, me agobiaba pensar qué haría después, y al final la vida me ha cambiado muchísimo: me ha llevado por otros caminos. El aprendizaje último es que se tiene que vivir más el momento.

Adaptación de la entrevista de la edición 253 de la revista Estris