28.01.19
Era el año 1967, en el marco de las jornadas de reflexión de colonias 'Jorecos', cuando se puso de manifiesto que todas las casas de colonias de Cataluña eran masías viejas adaptadas. De ahí surgió la idea de construir una casa de colonias hecha de nueva planta y pensada únicamente con este fin. Hace 50 años, se levantaba la primera Casa de Colonias de Cataluña, la Casa del Artur Martorell. Esta efeméride coincide con la conmemoración de los 60 años del inicio de la actividad de la Fundación Pere Tarrés y los 125 años de colonias de vacaciones en Cataluña.
La casa de colonias Artur Martorell está situada en el pueblo de Calafell. Una zona privilegiada, en la costa Dorada, muy cercana a la playa y rodeada de intereses históricos y patrimoniales como el Castillo Medieval de Santa Cruz, la Ciudadela Ibérica, uno de los yacimientos arqueológicos de nuestro país, y la cofradía, entre otros. Un espacio óptimo para llevar a cabo variadas actividades de ocio.
En una entrevista en Calafell Radio, Pere Vives, jefe de educación ambiental y de colonias de la Fundación Pere Tarrés, explicó el funcionamiento de la casa Artur Martorell, en qué línea pedagógica trabaja y cómo ha evolucionado durante este medio siglo de vida. "El funcionamiento de la casa ha cambiado desde sus inicios. Cada vez hay más rigor, más recursos y mejoras de los servicios e instalaciones. La pedagogía es el principal motor. El objetivo es transmitir a las personas, especialmente a los niños, los valores que se desarrollan en las colonias. Autoaprendizaje, crecimiento personal, cohesión con los compañeros, entre otros."
Históricamente todas las habitaciones de la casa eran muy grandes y con baños compartidos. Con el paso de los años se han transformado para adaptarse a los nuevos públicos. Desde 2008, a raíz de la crisis económica, el público familiar toma relevancia y es lo que llena las reservas del fin de semana y los períodos vacacionales largos. La casa de colonias les ofrece más libertad y actividades familiares que tienen una riqueza pedagógica singular que cautiva las familias con niños. Sin embargo, Artur Martorell sigue recibiendo centros de esparcimiento y grupos de ocio vinculados a parroquias, ayuntamientos u otras entidades infantiles, como en sus inicios. En los años 60, el mundo escolar comenzó a celebrar las primeras colonias escolares. Según explica Vives, en Calafell fue la primera actividad de escuela de mar, dentro de la casa de colonias, y desde las horas no ha parado de recibir escuelas de lunes a viernes durante los meses de marzo y junio y al octubre. La mayoría de centros escolares que realizan las colonias a Artur Martorell vienen del área de Barcelona, del Bages y del Anoia.
El proyecto educativo de la casa es la Escuela del mar. Los niños hacen actividades náuticas en la playa, a menudo en la playa natural de Torredembarra, trabajan el ciclo del agua, los animales y la vegetación marina, construcciones en la arena, los problemas ecológicos, etc. Durante la temporada baja (otoño-invierno), las actividades se adaptan a la estacionalidad. En Cataluña no hay pocas escuelas de mar, este es el atractivo principal de la casa Artur Martorell. Las colonias son un complemento imprescindible de los programas educativos de los centros. Durante la infancia los niños son más receptivos y tienen ganas de aprender. El tiempo libre es una fuente de riqueza para el aprendizaje. "Las personas en el tiempo libre estamos más abiertos a las novedades. En las colonias los niños aprenden cosas nuevas a través del juego, se lo pasan bien, comparten experiencias con los compañeros y monitores haciendo diferentes dinámicas que contribuyen en su crecimiento personal "respondía Pere Vives a la pregunta del periodista de Radio Calafell. Las convivencias son positivas tanto para los niños como para los profesores. Durante las colonias, los maestros descubren cosas que desconocían de sus alumnos para la claustrofobia del aula impiden el desarrollo de algunas competencias. Gracias a esta breve pero intensa experiencia, los maestros pueden entender mucho mejor a sus alumnos. Al final de la entrevista, Pedro Vivies reivindica la importancia de las actividades de ocio y reclama que los niños salgan más de las aulas para fomentar el espíritu de aprender.