20.11.23
La pandemia y las sucesivas crisis económicas que hemos vivido han cronificado la pobreza en muchos hogares y han empeorado las condiciones de vida de niños, niñas y jóvenes en Cataluña. Lo reflejan los datos más recientes relativos a la situación de la infancia en nuestro país, como por ejemplo que el 32,5% de los niños menores de 16 años se encuentra en riesgo de pobreza o exclusión social en Cataluña (cuando en la Unión Europea ésta cifra se situaba en 2019 por debajo del 18,5%). O el creciente abandono escolar (el 17% de los jóvenes, 97.000, abandona sus estudios de forma prematura, un dato que en el conjunto de países de la Unión Europea está por debajo del 10%) y los cada vez más frecuentes problemas de salud mental (uno de cada cuatro niños de entre 11 y 18 años se han autolesionado alguna vez y el 43,4% han tenido pensamientos de desear morir). La infancia, pues, no es una prioridad política, y en este contexto, y con motivo de la conmemoración, el próximo lunes, del Día Universal de los Derechos de la Infancia, la Fundación Pere Tarrés ha elaborado un documento con 10 propuestas para garantizar los derechos de los nuestros niños, niñas y jóvenes.
El 20 de noviembre de 1989 se conmemora la aprobación por parte de Naciones Unidas de la Declaración de los derechos de la infancia, que establece los derechos que deberían tener todos los niños y niñas. Esta fecha se ha convertido cada año en un momento para recordar que miles de niños y niñas de todo el mundo no tienen garantizadas prerrogativas tan básicas como el derecho a la educación, a una vivienda digna, a la participación o a la igualdad de oportunidades, entre otros muchos. En este contexto, la Fundación Pere Tarrés quiere mostrar su preocupación también por las desigualdades en el acceso a las actividades de ocio educativo.
Numerosos estudios demuestran los beneficios que la participación en programas de educación en el ocio como las actividades extraescolares, los esplais o caus, los casales o las colonias de verano aporta al desarrollo social y educativo de los niños y adolescentes. Sin embargo, no todos los niños y niñas tienen las mismas oportunidades de acceder a ellas: según varios datos, 140.000 niños y adolescentes no realizarán ninguna actividad extraescolar este curso, mientras que un reciente estudio de la Fundación Pere Tarrés indicaba que tres de cada cuatro familias que solicitan becas para poder disfrutar de actividades de verano (un 77%) se sitúan por debajo del umbral de pobreza. Una realidad que se convierte en un factor grave de desigualdad social y educativa.
Con el documento la Fundación quiere poner su grano de arena en el imprescindible debate público que debe derivar en un verdadero acompañamiento a la infancia por parte de la sociedad. La Fundación Pere Tarrés tiene claro que la infancia es una etapa clave en el desarrollo de la persona, en la que se empiezan a construir la personalidad y los valores, por lo que propone acciones que las administraciones públicas pueden poner en práctica para mejorar la situación de la infancia. Algunas de estas propuestas son potenciar los centros de esplai y los espacios de ocio, favorecer la participación de los niños y niñas, acompañar a las familias, mejorar la coordinación de los servicios educativos y sociales o favorecer la igualdad de oportunidades en el acceso a la salud mental; entre otros.
A continuación, listamos las 10 propuestas, que también pueden descargarse aquí:
- Potenciar la actividad de educación en el ocio de los centros de esplai y caus, con recursos suficientes y estables y con espacios adecuados. Del mismo modo, favorecer que todos los niños y niñas puedan participar en actividades de ocio educativo y culturales de calidad.
- Potenciar el acompañamiento a la pequeña infancia con escuelas infantiles y otros servicios que ofrecen experiencias educativas enriquecedoras y permiten la conciliación familiar en esta etapa crítica del crecimiento de la persona.
- Favorecer la participación de los niños y niñas en las decisiones que les afectan e impulsar espacios de escucha activa sobre la escuela, salud, ocio o cultura, entre otros.
- Atender a las necesidades educativas especiales favoreciendo espacios inclusivos en todas las actividades y servicios.
- Acompañar a las familias para que dispongan de las condiciones laborales, culturales, educativas, habitacionales y sanitarias que permitan que los niños y niñas crezcan en condiciones dignas y enriquecedoras.
- Favorecer la igualdad de oportunidades en el acceso a la salud física, mental y emocional y velando por necesidades como el deporte, la alimentación saludable, la salud mental, la salud bucodental y ocular, la logopedia o las dificultades de aprendizaje.
- Diseñar una estrategia pública para fomentar el uso responsable de los smartphones y de las tecnologías de la información y la comunicación en niños y jóvenes, con el objetivo de garantizar su salud mental.
- Impulsar la coordinación de todos los agentes que trabajan con la infancia: escuelas, servicios sociales, salud y centros de educación en el tiempo libre y no formal.
- Potenciar los centros socioeducativos y garantizar que sean integradores con todos los niños y niñas y que tengan unas condiciones de financiación y funcionamiento estables.
- Instaurar el concierto social como mecanismo habitual de prestación de servicios sociales y educativos, de acuerdo con las fórmulas legales vigentes, y se pondere la calidad y el arraigo en el territorio, y así se dé estabilidad a servicios, equipos y entidades.